Ha sido un gran descubrimiento. Un agroturismo precioso, de decoración exquisita, habitaciones amplias y muy bien decoradas. Todos los espacios y todos los muebles recuperados son preciosos. La zona de cocina tiene un ventanal con vistas a las montañas que impresion. El safareig (piscina) es precioso y de agua de manantial, fresca, clara... un gustazo nadar en esa agua. Ni hablar de las vistas que tienen desde el safareig y jardines, son para desconectar el mundo... La atención de Isabel un 10, nos sentimos como en casa y nos preparó un desayuno buffet de excelente. Sin duda repetiré experiencia tan pronto me sea posible. Gracias Isabel.
es chulísimo, un hotelito rural realmente encantador. muy tranquilo. estuvimos tres noches en una habitación con terraza. decorado con gusto y vistas a la montaña. perfecto para escapada romántica de relax. desayuno estupendo un trato muy familiar y cercano... lo que a mi me gusta. gracias isa y todo el equipito!!! esperamos volver pronto.
Un hotel rural muy bonito y con muchísimo encanto, todo está hechos con mucho cariño y se nota. Un sitio donde desconectar en plena naturaleza. Nuestra habitación era preciosa y muy limpia. El desayuno bastante variado, lo único que no nos gustó fueron las avispas del desayuno, hay muchas y a veces se hace un poco incómodo desayunar con ellas revoloteando por el plato... El personal muy amable y correcto. La señalización de acceso al hotel bastante mala, nosotros nos pasamos la entrada en varias ocasiones. Y por último echamos de menos algo más de oferta en el hotel, alguna clase de yoga por ejemplo por la mañana o similar, opción de cena o comida... se queda un poco corto para el precio que tiene, aún así la estancia ideal para desconectar y volver renovado.
Cuando llegas piensas que te has equivocado, pero al subir la escalera y encontrarte en la sala, notas que estás en casa. Está decorado de una forma sencilla pero con mucho gusto. No falta ni un detalle, incluso puedes encontrar unas linternas para utilizar si te apetece ir andando a cenar a Valldemossa, un paseo de unos 15-20' muy agradable. Nosotros celebramos nuestro 27 aniversario de boda y utilizamos la única habitación con terraza, la habitación "Menta". Es una delicia ducharte y tener vistas a la naturaleza. El desayuno un 10: buenos embutidos, zumo de naranja de sus naranjos, distintos tipos de pan, huevos fritos hechos al momento, cereales, buen café, frutas naturales, etc. No eché en falta nada. Antes de irnos dimos una vuelta por los jardines, en todo momento nos acompañó el sonido del agua en moviento. No dejéis de daros una vuelta por ellos durante vuestra visita. El trato de Isabel, la persona responsable de todo, inmejorable, eficiente y cariñosa.…
Son Viscos es ante todo un lugar muy relajante. La casa por fuera no aparenta lo que es realmente por dentro: un lugar muy acogedor y decorado magníficamente, donde te sientes verdaderamente en el campo. Las habitaciones son francamente bonitas (hay 3 categorías). La casa tiene alrededor unos jardines muy agradables y merece la pena pasear por ellos. Está muy cerca de Valdemossa, aunque el desvío de la carretera es peligroso (hay un camino alternativo muy agradable). Los desayunos son excelentes, y el servicio es magnífico (Isabel es una gran anfitriona y te hace sentir como en casa). Incluso nos prestaron toallas para ir a la playa. Solo puedo decir que espero repetir algún día...
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