“El jinete se acercaba tocando el tambor del llano" (Federico García Lorca)
Tambor del Llano está en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, rica en biodiversidad y cultura.
Nuestro alojamiento rural y granja ecológica se stiuán en Tambor del Llano, una de 30 hectáreas de alcornocales y el llano.
Ofrecemos cursos de yoga, equitación y excursiones, español para extranjeros ¡y muchas otras actividades!
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Tambor del Llano es sin duda de los lugares más especiales que me he alojado jamás Te sientes en casa desde el primer segundo. Su personal no puede ser más inmejorable, desde los recepcionistas hasta la gobernanta, y sus perritos Pepe y Beni, mejor imposible Gracias y mil gracias porque no hay dinero que pague esa paz, es un lugar mágico y al que volveremos con los ojos cerrados Volveremos pronto Javi y Saray
Hemos estado este finde en este hotel que realmente te hace sentir en casa rodeado de naturaleza bien gusto y un personal maravilloso, os lo recomiendo y prometo volver porque llegué estresado y he vuelto lleno de buen rollo GRACIAS DE CORAZÓN
Es un hotel rural, tranquilo y apartado del pueblo de Grazalema (se llega por un camino de tierra). Es pequeño y tranquilo con 10 habitaciones, amplias y cómodas. Las de la planta baja tienen una pequeña terracita con mesas al aire libre (se permiten perros). Hay piscina y varias zonas con sillas y hamacas para descansar. El personal del hotel es muy amable y atento, y te orientan muy bien sobre los alrededores, tanto de Grazalema como de otros pueblos de la Sierra. Muy recomendable quedarse a media pensión, o incluso pensión completa. El desayuno es tipo buffet, con productos locales y caseros. La cena consta de aperitivo, dos platos y postre, todo buenísimo. Para el mediodía, si no se quiere comer, existe la opción de encargar cestas de picnic el día anterior. El hotel ofrece numerosas actividades al aire libre: cuenta con 6 recorridos para hacer a pie dentro de la propia finca, y, previo pago, montar a caballo, masajes o clases de yoga. También se pueden observar los numerosos animales de la finca: vacas, ovejas y caballos (al ir a primeros de junio había terneros y corderos). La mejor de estas experiencias sin duda es la de la noche de estrellas: un guía profesional (en nuestro caso, el fantástico Leonardo) te da una charla introductoria y, después de la cena en el hotel, acudes a un mirador donde a través del telescopio se observa la bóveda celeste. Una experiencia maravillosa que repetiremos sin duda. Consejos: llevar ropa de abrigo para la noche, incluso en pleno verano. Si se tiene libertad de elección, que la actividad de observación de estrellas coincida con la luna nueva, ya que esta resta visibilidad a las estrellas.…
MI EXPERIENCIA EN EL TAMBOR DE LLANO, FATAL. MUY MAL. El trato recibido por parte de la directora Carmen a mi familia fue de lo peor. Seca, nada atenta, ningún tacto, y poco comprensiva. Lo explico. Empiezo por el recibimiento a la llegada. Somos una familia con 3 hijos, entramos en el alojamiento cargados con bolsas, maletas, otros bolsos de viaje, las mochilas de los niños y un bebé en brazos, o sea, casi arrastrándonos con todo, momento en el que sale de recepción la directora, nos pregunta que si tenemos reserva, a lo que contestamos que sí, y aun viéndonos cómo de incómodos y apurados vamos, nos obliga a firmar en la entrada (con todo acuestas), el documento de registro de hospedaje sin darnos la facilidad de acomodarnos y soltar cosas, si no en la habitación, en el salón de la entrada. Le indico que si le parece bien primero soltamos las cosas, a lo que me contesta que sólo es un momento. Con dificultades firmamos los dichosos papelitos. Sin habernos despojados de todo y, creyendo que íbamos ya a la habitación, nos dice que le sigamos hasta una sala contigua para darnos información sobre las actividades recreativas. Le vuelvo a indicar que estamos cargados que si podría ser más tarde (eran las 13:30 horas). Me dice que no, que a lo mejor más tarde está comiendo y que ella termina a las 18:00h., que tan sólo es un segundo más de explicación y que le acompañemos. Pues nada, ahí que le seguimos con los críos, cargados, y se pone a explicar actividad por actividad, horarios, etcétera, con todo detalle hasta que finaliza su exposición. Todo ello, claro, con el bebé llorando, y los otros dos pequeños correteando por ahí. Tacto ninguno. Esto fue la entrada. Ahora viene el durante. Nos encontramos mi familia y yo disfrutando del salón nosotros solos, no había nadie más. Es un salón grande. Disfrutábamos de la estufa de leña con el bebé y los otros dos pequeños correteando y jugando por todo el salón. La directora Carmen recibe una visita de un comercial de vinos, y ella le invita para tener un encuentro con él en una sala al lado de salón, independiente. Deja la puerta abierta. En un determinado momento, parece que le molesta los juegos, las carreras y las voces de los niños y sale con claros signos de enfado y nos pregunta que si podemos salir fuera y abandonar el interior del alojamiento. ¿Os parece correcto esto? Para cobrar no puso tanto reparo. No molestábamos a nadie. Estábamos solos. Bueno, pues salimos al campo con mis hijos. El mismo día, ya por la tarde, bajamos de la habitación de nuevo al salón. Estábamos solos. No había nadie. Salió de recepción un chico, con acento extranjero y coleta, no sé cómo se llama, (por eso lo describo así), y claramente con indicaciones de la directora, y sin una explicación lógica, nos invita a abandonar el salón para que estemos en una sala pequeña lindante al salón, donde hay una mesa y un sofá. Poco más. ¿Veis esto normal? Nos dispusimos a seguir sus indicaciones y abandonamos el amplio salón con su estufa de leña en el que no molestábamos a nadie. Estábamos incómodos. Coartados. Es un alojamiento rural en el que admiten mascotas en las habitaciones, aunque por normativa tan solo podría autorizárseles a las habitaciones que tienen acceso directo al campo. Esto no lo cumplían. En las habitaciones de arriba, donde estábamos alojados, había una pareja y un perro de raza grande. Alguna vez se les escapaba por el salón y metía el hocico en el carrito del bebé. Daba la impresión que tenían más libertad de disfrute los animales que unos niños (y no estoy en contra de los animales, pero no se puede invertir las normas sociales). Incluso estos animales, fuera, en la terraza, tienen que estar amarrados y no sueltos correteando por debajo de mesas de otros usuarios, como nosotros, en donde tenemos un bebé gateando y jugueteando. No tenemos que estar nosotros pendientes del bebé, sino los dueños de los perros pendientes de sus mascotas y, la famosa directora simpática, haciendo cumplir las normas. A esto hay que sumarle otro episodio más. Esta vez no estoy presente pero lo sufre mi mujer. Estando ella en el salón con los 3 peques, y algún usuario más, ve cómo se le acerca la directora y ésta le dice que si ve que el día está bueno y soleado que mejor esté fuera con los niños. Tremendo. Aquella tarde hacía frío, nosotros, por iniciativa propia, nos metimos la familia en la salita pequeña contigua al salón y pasamos lo que restaba del día hasta que al día siguiente abandonamos la estancia. En fin, esta fue nuestra experiencia con la directora, que emborronó el exquisito trato y amabilidad del resto del personal del alojamiento, siempre atentos y comprensivos, sonrientes y educados. Muy cordiales y cariñosos. El sitio, el lugar, el entorno, un pasaje maravilloso y espectacular. Volvería. RAFAEL LÓPEZ CASAL…
Hemos estado 4 días en Tambor del Llano y ha sido espectacular. Es un hotel rural en un entorno increíble, bueno para desconectar y relajarte. La habitación estaba limpia y los salones con chimenea te invitan a pasar un buen rato leyendo. Reservamos media pensión y ha sido lo mejor. El desayuno básico y la cena con productos de la finca. Agradecer el trato de Nano (monitor de la ruta a caballo) , y a Miguel Angel, camarero. Servicio muy profesional y atentos. El único detalle, el camino al hotel es de tierra. Si van con un coche bajo hay que ir con mucho cuidado. Echaremos de menos a Tambor y a Pepe. Un abrazo.
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