Sin palabras ,fueron nuestros reyes y la verdad que no pudieron ser mejor!!!!El entorno es una pasada ,las vistas desde cualquier rincón ,la paz que transmite el lugar...el restaurante es una opción imprescindible ya q después de estar de turismo durante el día se agradece poder cenar allí y no tener q desplazarse ... nosotros estuvimos en una de suite con chimenea y fue un lujo...descansar y desde tu habitación esas vistas al calor de la chimenea no tiene precio y levantarte con esas vistas desde la cama...sin duda algo muy apreciado en estos tiempos que vivimos ...no quiero dejar de mencionar al personal siempre amable y atento y con algo algo que se tiene o no y es que les gusta lo que hacen y cuidan cada detalle..muchas gracias de los asturianos q amenazaron con volver
El hotel es precioso, con vistas maravillosas, limpio, muy cuidado. El problema es el acceso al mismo . La carretera asfaltada es mala pero el kilómetro q hay sin asfaltar, en mi opinión condiciona tus movimientos e invita a cenar en el hotel. Para mi el problema, es que para cenar en el hotel no solo lo tienes que decir por anticipado sino que a las 16 o 17 horas, incluso te llaman por teléfono para que especifiques el menú que vas a tomar. Me parece mucha presión si estás de vacaciones. La última vez que nos llamaron para eso incluso estábamos aún almorzando, así que decidimos prescindir de la cena…. Por lo demás, todo estupendo , habitaciones e instalaciones. Muy recomendable.
"Es un lugar para volver", pensé la primera vez que estuve hace dos años. En esta ocasión me voy con la misma sensación. Todo allí es recogimiento, descanso y silencio. Si eres de los que el no hacer nada es tu mejor plan, en Nabia lo tienes todo a tu alcance sin salir del recinto. Mención especial son las cenas en su terraza. Las medidas covid están perfectamente pensadas para que te sientas seguro. Volveremos, sin duda. Hasta la próxima.
Adictas desde que tuvimos la suerte de encontrar Hotel Nabia en 2013. Volvemos cada año para disfrutar de este espacio de belleza y descanso que Íñigo y Sofía cuidan con mimo. Lugar de inspiración al que recomendamos siempre volver.
Nuestra experiencia ha sido estupenda. La verdad es que es un hotel con unas vistas impresionantes, tanto a Gredos como al valle del Tietar. La habitación enorme, muy bien decorada y la chimenea un toque especial. Excelente cama. El desayuno exquisito y la cena de 10. David y Cristina encantadores. Tendremos que volver para aprender a hacer el mejor revuelto de huevos que he comido, jejeje. Todos los rincones del hotel estan muy pensados, la piscina un lujo y el silencio y la paz que se respira... hemos estado encantados, volveremos seguro.
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