Castillo rodeado de magníficos jardines y bosques, donde nos recibe su encantadora dueña Marie-Françoise. Auténtico castillo donde alojarse y disfrutar de calma y paz. Las habitaciones, elegantemente decoradas con gusto y detalle, transportan a otra época. La ropa de cama y baño son de máxima calidad Desayuno de lujo !! Huevos de sus propias gallinas, mermeladas artesanas, tartas caseras...... y “les poires au sirop” de Béatrice son buenísimas !
Fue la opción que escogimos para dormir cerca de Mont Saint Michel. El castillo es realmente bonito y como se puede apreciar en fotos de la web, los jardines son espectaculares. Pero lo mejor, en mi opinión, fue la piscina. Un remanso de paz en medio de la naturaleza. La habitación que nos tocó era amplia pero el baño claramente necesita una actualización. Nos comentaron que Victor Hugo había pasado largas estancias en dicha habitación, lo cual resulta muy pintoresco. El desayuno muy completo. Sin embargo no hay opciones para ir a cenar o tomar algo cerca del hotel. Tienes que desplazarte por lo menos 20Km más o menos. En este sentido y con el fin de poder aprovechar más la estancia, hubiera sido un buen punto el que el hotel ofreciera la opción de poder cenar.
Hemos pasado una maravillosa estancia durante una semana. El castillo es precioso por dentro y por fuera. La decoración interior te lleva al siglo 17 de manera inmediata, la delicadeza de las maderas, telas y colores. Nuestra habitación era preciosa, grande con mucha luz. El nivel de limpieza y cuidado es excelente. Los exteriores con los jardines es algo para ver, increíbles! Todo el personal es acogedor, cariñoso y atento. Los dueños tienen dos perritos que hacen las delicias de los huéspedes! Una parte más que ha contribuido a estar tan a gusto. Un trato perfecto. No tenemos nada negativo que decir. Seguro que volveremos porque acabamos de regresar y ya echamos de menos disfrutar de todo aquello.
Alojarse en el Chateau de la Ballue no es simplemente alojarse en un hotel, el Palacio en si mismo es un paraje a conocer, precioso, elegante, acogedor. La sensación es la de adentrarse en una mansión de 300 años de antigüedad en la que tu eres parte de la vida de la casa. Las habitaciones son alucinantes y el desayuno está recién hecho por Beatrice. Una auténtica experiencia. Lo recomiendo para todo aquel que quiera tener una estancia especial. Además tiene el Mont Sant Michel al lado lo que lo hace muy práctico para quedarse la noche anterior a su visita. Especial mención a la dueña del Palacio, Marie-Françoise, la elegancia y la hospitalidad en persona.
Estuvimos con mi mujer 3 noches!! Las suites son increíbles, los jardines son una cosa impresionante! El desayuno muy rico también (aunque hay que pagarlo aparte)! Marie, la directora y dueña del chateau muy amable con nosotros en todo momento!!!
¿Es propietario o gestiona este establecimiento? Reclame su perfil de forma gratuita para responder a las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.
Hacerse con el control de su perfil