Somos Un Ecolodge (alojamiento sostenible en medio natural) armónico con la comunidad, respetuoso del medio ambiente y la cultura local, frente al mar y rodeado de la selva humeda tropical del Chocó. Nuestros visitantes se impactan por el calor humano del equipo que los atiende y de la deliciosa gastronomia que nos ha caracterizado desde que iniciamos servicios en 1994.Buscamos compartir las riquezas naturales y culturales de nuestra región con los visitantes que aman la naturaleza y que buscan una experiencia diferente, apartados del ruido y estress de la gran ciudad. La paz y la alegría local contagia al visitante, llevandose una recarga de vida y felicidad de regreso a casa.No recomendamos venir si lo que busca es rumba, escandalo, emborracharse, abuso infantil, trata de personas, drogas. No somos buenos para eso, somos buenos en todo lo contrario: Paz, respeto, seriedad, servicio, tertulia, armonía, estar en paz con uno mismo, desintoxicación, renovación, cambio, estilo de vida sano, tranquilidad, pescado fresco, menos químicos, más naturaleza, comodidad sencilla y limpieza del alma.
La comida y el personal es lo mejor, el sitio es hermoso y tuvimos la oportunidad de ver ballenas en las dos salidas. Pozo el lanchero es experto y paciente. Creo que a las habitaciones les hace falta mantenimiento y hoy con la energía solar pueden mejorarse un poco la condiciones de energía e iluminación. Sin embargo si veo lo que logra uno desconectarse y descansar sin luz eléctrica creo que si hay energía se daña parte de la magia.
El Cantil Lodge está ubicado al pie de playas bellísimas y super tranquilas. Los puntos a destacar son la excelente comida (aunque solo se ofrece pescado) y la amabilidad del personal. La acomodación es rustica ya que las cabañas no tienen ventanas ni luz y el anjeo se coloca directamente sobre las camas (supongo sin embargo que en el caso de literas es difícil). No fuí realmente afectada por los mosquitos y tuve un descanso plácido. Sin embargo considero que en vista de la creciente competencia de Lodge nuevos, el Cantil debe renovar sus cabañas. Se nota que no hacen suficiente mantenimiento. Mi puerta principal no cerraba y el baño estaba deteriorado por ejemplo. Por otro lado es un poco incómodo que no haya luz en las cabañas. Las lamparas de petroleo dan una iluminación muy pobre y tienen mal olor. Hay soluciones de iluminación mejores como lamparas solares recargables. Finalmente, en una cabaña hay dos habitaciones con lo cual hace falta mas privacidad. Se oye todo lo que dicen los vecinos y se comparte la terraza con ellos.…
Estuvimos 4 días, hicimos 2 avistamientos de ballenas, en las dos oportunidades pudimos ver muchas, la primera vez solo vimos lomos y cuando sacaban la cola, la segunda vez nos toco ver muchas saltando. Estuvimos también en los termales y nos hicimos masajes, también hay la posibilidad de un baño con aromáticas pero no lo sabíamos entonces no lo pudimos tomar. La caminada y el baño en las cascadas también es una buena experiencia.
El paisaje del Pacifico en esta zona es especial, la selva hasta la playa, diversas formaciones pétreas fruto de la erosión rematadas por vegetación hacen del paisaje un encanto, el cambio de mareas agrega un toque especial a las interminables playas, casi solitarias, jugar con las olas un gran placer. El hotel grato, la gente amable, que las habitaciones no tengan luz suma (la zona común la tiene por la noche). Estuvimos 5 días y nos faltaron, pueden hacerse paseos a la selva, por la playa, el paisaje te abruma. A todo esto hay que sumar la sobresaliente comida, un todo incluido como pocos, los platos chocoanos de Erika superiores: variedad, sabor, abundancia, inolvidable.
Un lugar perfecto para conectar con la naturaleza donde podrás ver ballenas, caminar por la jungla o hacer surf. El personal y la comida son espectaculares. Olvidense del teléfono y el wi-fi y disfruten.No se lo pierdan!
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