Hotel llevado por gente joven, con mucho encanto y originalidad. Muy modesto y muy tranquilo. Junto a la playa. La única pega es que está bastante escondido. Cuesta encontrarlo porque no está suficientemente señalizado.
Uno de los mejores hoteles que he estado, no es precisamente un hotel, son cabañas totalmente en armonia con el medio ambiente, estas están escondidas entre las palmeras, con bastante privacidad entre una y otra, se sorprenderán al entrar, totalmente abiertas, con baño exterior con una ducha que sale de una palmera, con solo agua fria, pero sale con agradable temperatura. Una piscina infinita bien grande con agua salada, palapas a la orilla de la piscina para relajarse, almorzar o tomarse un rico te. El Resort , a pesar de estar lejos de todo cuenta con lo indispensable para estar bien y cómodo, la comida es exquisita, y totalmente preocupados de mi condición de Celiaca, en realidad me quedaría acá por siempre, es demasiado relajante. Además cuenta con un servicio de Tours, con uno de los naturalistas mas espectaculares que he conocido, Sameera Deshapriya, si tienen la oportunidad de salir de Safari o avistar delfines, seran privilegiados, el es un conocedor total y absoluto de todas las especies, es una verdadera enciclopedia, hombre encantador, ademas de estar atento a mi alimentación. No duden en venir, se sentiran recompensados, igual tiene detalles que a algunas personas no les gustaran, pero bien vale la pena venir por unos 4 o 5 dias, o quizas mas. …
Mi experiencia en Bar Reef Resort,fue increíble, la ubicación es perfecta, puedes disfrutar de maravillosos atardeceres,tomando un baño en la enorme piscina de agua salada,con preciosas vistas al mar,en un ambiente relajado, acogedor y tranquilo. Lo mejor de nuestra visita sin duda,fue el excelente trato del personal del complejo, atento,amable y siempre servicial. Nuestra estancia estuvo marcada por detalles que hicieron única e irrepetible nuestra visita a Sri Lanka. La comida es exquisita, productos frescos,platos deliciosos y muy bien presentados. Este lugar es simplemente hermoso,pura magia. Sin duda alguna, repetiría de nuevo,el sitio me enamoró. Os lo recomiendo encarecidamente.
Para nosotros este fue un gran final para un maravilloso viaje. Siempre estaré muy agradecido a nuestra agencia de viajes por proporcionarnos esta experiencia única. El hotel sorprende solo llegar. Se accede por un pasillo de cañas hasta una recepción y la zona de piscina, una maravillosa piscina que da al mar. Por el pasillo hay diferentes entradas a las "habitaciones", que no son habitaciones como tal, sino zonas de terreno cercadas por una valla de cañas y donde hay una cabaña principal que es el dormitorio (sin paredes laterales), una zona a parte de cuarto de baño y otra zona de ducha. La ducha era un grifo que al abrirlo salía un chorro de agua del tronco de una palmera. Realmente espectacular. El suelo de la habitación es de arena y no hace falta calzarse para moverse por el hotel. Todo muy natural y respetuoso con el entorno. Ideal para descansar y relajarse. Desde la piscina del hotel se accede a la playa donde el hotel tiene algunos parasoles y tumbonas. También hay una cabaña en la playa donde se sirve la cena con los pies en la arena e iluminado con antorchas. Una cocina sin pretensiones, pero de mucha calidad y buen servicio. La dirección del hotel especialmente atenta a todas horas y te hacen sentir como en familia. La conexión WiFi no funcionaba demasiado bien y tuvimos bastante problemas par conectarnos.... pero eso también ayuda a desconectar. La zona de Kalpitiya, sin ser de playas paradisiacas, es muy bonita y sorprende la cantidad de delfines y ballenas que pueden avistarse cerca de la costa. Realmente un sitio muy especial.…
El hotel desde el primer momento te sorprende muy gratamente. La entrada es un pasillo de cañas con pequeñas entradas a las habitaciones que son impresionantes. Enormes y con mucho gusto. Cada habitación tiene un terreno propio muy amplio alrededor de forma que desde las otras habitaciones no te pueden ver. La construccion está hecha de barro y cañas pero con un gusto exquisito. Tienen una terrada tipo chill out. La ducha es al aire libre (una gozada ducharte a la luz de las estrellas). Las instalaciones del hotel también tiene mucho encanto. Tienen una piscina de agua saldas tipo infinity pool con luces diminutas en el fondo como si fuese el cielo. Alrededor de la piscina hay 4 cabañitas con cojines para que te puedas tirar y disfrutar en todo momento. Los precios de la comida y bebida son muy competitivos. El personal muy atento. Está demasiado lejos de las carreteras principales, pero también por eso es muy tranquilo. La playa no tiene nada especial, de hecho tiene una central térmica de carbón a un par de kilómetros y la arena tiene un color negro un poco sospechoso... Lo único que me supo mal es no poder quedarnos más tiempo...…
¿Es propietario o gestiona este establecimiento? Reclame su perfil de forma gratuita para responder a las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.
Hacerse con el control de su perfil