El imponente horizonte de Montreal se concentra en el centro de la ciudad, su nexo de consumismo y mercantilismo. Una difusión de hoteles de lujo, tiendas emblemáticas, prestigiosos restaurantes y sedes corporativas caracterizan el barrio, que al anochecer pasa de ser un distrito comercial a un enclave atractivo para la población más joven, con bares, clubes y restaurantes de moda llenos de estudiantes y jóvenes profesionales. La “milla de oro” (Mille carré doré), que alberga una incongruente mezcla de mansiones señoriales y sofisticados edificios de ladrillo entre imponentes rascacielos de cristal, crea un paisaje urbano visualmente atractivo. Bajo las aceras se encuentra la ciudad subterránea de Montreal (RÉSO), el mayor centro comercial subterráneo del mundo, que incluye un laberinto con más 1500 tiendas y restaurantes donde abundan las cafeterías, las galerías, los cines y las tiendas de moda. Desde el amplio abanico académico de la Universidad McGill hasta los grupos de fiesta en la Rue Crescent, no dudes en visitar el centro de la ciudad para comprar durante el día lo que vestirás por la noche.

El centro histórico de Montreal, Vieux-Port, alberga algunos de los edificios más antiguos y de las calles más pintorescas de la ciudad. En la ribera del río San Lorenzo, Vieux-Port ofrece museos, festivales, puestos de alimentación y zonas para practicar deporte al aire libre, una afamada zona de la ciudad que, en las noches cálidas del verano, se ilumina con espectáculos pirotécnicos. En el centro, los artistas callejeros compiten con las cada vez más extensas terrazas de los restaurantes para hacerse con un hueco en la plaza Jacques-Cartier, mientras las calles adoquinadas Rue St. Paul y Rue Notre-Dame ofrecen un retiro en sus silenciosas galerías y agradables vinotecas. Los coches de caballo forman parte del tráfico de la zona. Además, los callejones que atraviesan están flanqueados por boutiques, creperías y tiendas de poutine alojadas en edificios de piedra y celosías de madera. Para evocar el pasado de Montreal, asiste a una clase de cocina tradicional o realiza visita guiada histórica para disfrutar después de su presente artístico con música en directo o una obra de teatro.

Diseñado para conectar y embellecer espacios en desuso, actualmente, el Quartier International es como una pieza de arte moderno. El característico estilo se hace más evidente en su punto central, el Palacio de Congresos de Montreal, un centro de convenciones y espacio de ocio con un diseño exterior de cristales multicolores y un interior igualmente atrevido. En el exterior, el barrio también acoge exposiciones de arte públicas en estilosas plazas con aceras más anchas de lo habitual diseñadas para fomentar largos paseos y con bancos en sombra en los que sentarse y dejarse embaucar por el ambiente. Los paseos al aire libre, desde la Square Victoria hasta la fuente de la Place Jean-Paul Riopelle, son característicos de la zona, mientras que los restaurantes de la Rue Saint-Antonie Ouest y las paradas de metro de estilo parisino desprenden el encanto europeo.