La costa de Carolina del Norte y sus más de 480 kilómetros de playas de islas de barrera están plagados de maravillosos parques estatales, excelentes restaurantes y campos de golf de primera clase. Las playas del cabo Fear atraen a los surfistas. El centro de la ciudad de Wilmington posee elegantes casas anteriores a la Guerra de Secesión y atractivos lugares donde hacer compras y salir a cenar. Los Outer Banks, azotados por el viento, incluyen en su oferta faros históricos, la misteriosa isla Roanoke y el Wright Brothers National Memorial. Cape Hatteras National Seashore presenta una buena oferta para la práctica de senderismo, ciclismo y pesca. Las islas se comunican con el continente por ferry.

Si busca una escapada económica que resulte divertida para toda la familia, no lo dude y venga a Raleigh. Con más de 20 atracciones gratuitas, esta majestuosa y enérgica ciudad ofrece la posibilidad de disfrutar de la historia, la cultura y las actividades al aire libre de una manera económica. Pase el día visitando los tres museos estatales de arte, historia y ciencias naturales: todos ellos son gratuitos. Los turistas pueden pasear por el Capitolio, donde también pueden observar el proceso legislativo. Pasee por entre las tumbas de los generales de la Guerra de la Independencia en su histórico cementerio o deambule por las calles de adoquines de City Market. Compre el brócoli más verde, las manzanas más rojas y los manjares artesanales más deliciosos en el Mercado Agricultor Estatal. Raleigh cuenta con más de 150 parques, lagos y caminos verdes y ofrece la posibilidad de practicar el golf, el ciclismo, la natación, pasear en barco y otras muchas actividades al aire libre.

Aunque es famosa por ser la sede de la Universidad de Duke, Durham, en Carolina del Norte, es más que una ciudad universitaria. El Museo de Arte Nasher y el Museo de la Vida y la Ciencia muestran el lado cultural de Durham, mientras que sus hermosos parques y una escena gastronómica dinámica le agregan aún más atractivo.

Greensboro (Carolina del Norte) ofrece una apasionante vida nocturna, lugares a los que ir de compras y caballos; de hecho, 8.000 compradores se acercan a la Sharpe Family Horse Farm todos los años. Greensboro hace gala de su nombre con sus numerosos jardines, centros científicos y arboretos. En The Bog Garden podrás visitar un ecosistema de humedal en vivo. Asimismo, podrás disfrutar de la historia en museos dedicados a la guerra de la Independencia, la guerra Civil y el movimiento de los derechos civiles. Tras un día de turismo, los viajeros se dirigen al Four Seasons Town Center para cenar, comprar y ver una película.

Desde el Magic Kingdom hasta los mágicos tratamientos en balnearios, Orlando promete aventuras por doquier. Dedica un día a explorar los parques temáticos de Disney de fama mundial o a divertirte a grito pelado en una montaña rusa de Universal Studios. Si prefieres una tarde con menos adrenalina, disfruta de la tranquila belleza natural de los Harry P. Leu Gardens o relájate con un masaje de algas durante un lujoso día en el balneario. Saborea los frescos ingredientes locales en alguno de los restaurantes nominados a los premios de James Beard de Orlando.

Atraídos por su clima cálido todo el año, la arquitectura de la época colonial y el agua dulce del lago Nicaragua, acuden a Granada viajeros de todo el mundo. A los amantes del ecoturismo les encantará visitar el volcán Mombacho, navegar en el lago y lanzarse en tirolina entre los árboles. Los amantes de los tratamientos de balneario y las compras también encontrarán lo que buscan.

Vibrante y repleta de mansiones victorianas, la capital tumultuosa y bulliciosa de Costa Rica se construyó con los beneficios del comercio del café, cuyas plantaciones de dorados granos todavía rodean la ciudad. Prueba el café recién tostado en el Mercado Central. Pero si buscas un tono dorado más refulgente, visita el Museo del Oro. Muchos edificios renovados albergan ahora elegantes hoteles. La vida nocturna se concentra en El Pueblo, un lugar inspirado en los pueblos de estilo español. Suele considerarse más un centro que un destino puntual. No te pierdas el elegante Teatro Nacional de 1897.

Esta ciudad, que ha dado nombre al país (y a la bebida alcohólica), es la segunda más grande de Portugal después de Lisboa. Se trata de una población de origen antiguo que tiene plantado un pie firmemente en el presente industrial. El casco viejo, centrado en Ribeira, se construyó sobre las colinas que dominan el río Duero, y la UNESCO lo ha declarado patrimonio cultural de la humanidad. La iglesia de San Francisco, del siglo XIV, es la principal atracción junto con las bodegas de oporto, que se ubican principalmente al otro lado del río, en Vila Nova de Gaia.

Sevilla, que fue fundada en sus orígenes como ciudad romana y ahora acoge tres sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, rebosa del encanto de la antigüedad. El complejo palaciego del Alcázar es un imponente collage de estilos arquitectónicos y la catedral te impresionará por su belleza y por ser el lugar de sepultura de Cristóbal Colón. El Metropol Parasol es la mayor estructura de madera del mundo: una descomunal mezcla de líneas onduladas y entramados que alberga un mirador y una zona comercial.

Bilbao es el mayor puerto de España, y su sexta ciudad más grande. Miles de visitantes se acercan hasta ella solo con el firme propósito de ver el edificio que aloja el museo Guggenheim, aunque cabe decir que la ciudad tiene muchos otros museos interesantes, si bien no tan célebres. Si lo que te apetece es un poco de cultura y buena comida, no te lo pienses más.

En Madrid hay tantos edificios con aspecto de castillo, que creerás haber entrado en un cuento de hadas. Incluso el ayuntamiento es sorprendente, con sus pináculos blancos y características neogóticas. Un recorrido autoguiado por la arquitectura podría empezar en la gran estatua del oso en la céntrica Puerta del Sol. Paséate por el fantástico Palacio Real antes de impregnarte de la belleza natural del Parque del Retiro y, después, visita alguno de los muchos museos de la ciudad. Podrías rematar de forma ideal cada día con un poco de paella y pequeños sorbos de rioja.

Dado que Málaga es la cuna de Pablo Picasso, también podría conocerse como la cuna del cubismo. Se trata de una de las ciudades más antiguas del mundo, ya que fue fundada por los fenicios en el siglo VIII. No resulta sorprendente que Málaga sea una ciudad llena de arte, donde se puede disfrutar de exposiciones dedicadas a vidrio y cristal, coches clásicos, instalaciones contemporáneas y, por supuesto, el trabajo de Picasso. Camina entre plataneras y preciosas fuentes por el Paseo del Parque y visita el casco antiguo, donde podrás calmar tu sed en algún bar tipico.

Aquí encontrarás una cantidad ingente de naranjos. Sin embargo, el verdadero origen de la variedad de la fruta denominada "naranja de Valencia" es California. Los viajeros interesados en la gastronomía local no pueden dejar de probar la paella. Aunque la ciudad contiene numerosos monumentos, la joya de la corona de la Valencia moderna es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo futurista de museos, cines, teatros y otros espacios.