Apulia, la región del sur de Italia, se caracteriza por sus casas trullos con formas de cono y puntas blancas; y Alberobello, donde pueden encontrarse más de mil trullos designados por la UNESCO, es el lugar perfecto para descubrirlas.

Monopoli, un pueblo portuario de Apulia que es en partes iguales histórico y funcional, causa sensación con sus iglesias y castillos medievales que emergen por encima del Adriático. También es el sueño de todo pintor, con sus botes pesqueros color azul brillante que le dan un toque de color a las paredes blanqueadas del puerto.

El talón sur de Italia es todo un paraíso para los amantes de la fotografía: es un mosaico de viñedos y olivares, salpicado de ciudades encaladas en las colinas y playas bronceadas por el sol. También esconde algunas sorpresas, como la ciudad barroca de Lecce y el valle del Itria, con sus casas trulli declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Sobre las aguas claras del mar Adriático, la pequeña Polignano a Mare cuenta con algunas de las playas más hermosas de Apulia. Rodeada de dramáticos acantilados, la playa de Lama Monachile, también conocida como Cala Porte, es una de las más codiciadas, y fotografiadas, de la región.

Una joya barroca en el taco sudeste de Italia, Lecce florece con la piedra de arenisca tallada de sus catedrales y piazzas. La atmósfera y la cocina son las principales atracciones aquí, con la cocina rústica de Apulia disponible en innumerables bares de vino y cafés que se despliegan por las calles adoquinadas de la ciudad.

Capital de Apulia y una de las ciudades más importantes del sur de Italia, Bari combina el encanto de la costa con su atractivo histórico. Importante puerto de cruceros del Mediterráneo, esta ciudad universitaria también es conocida por su casco antiguo, que cuenta con iglesias, patios pintorescos y otras joyas ocultas.

Entre los destinos turísticos italianos, Matera es uno de los más interesantes e insólitos. Enclavada en la lejana región sureña de Basilicata, a la que también se la conoce como Lucania, es famosa por albergar en su seno increíbles construcciones excavadas en piedra que funcionan como viviendas, las sassi. Uno puede alojarse allí e imbuirse en el pasado de este impresionante lugar…

Barcelona tiene un aire de surrealismo, lo cual es apropiado, ya que Salvador Dalí vivió un tiempo en la ciudad y el arquitecto catalán Antoni Gaudí diseñó varios de sus edificios. Al entrar en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se tiene la sensación de haber pasado al otro lado del espejo; un viaje que se puede continuar con una visita al Parc Güell. Saborea una sangría en la terraza de alguna cafetería en Las Ramblas mientras observas a los llamativos artistas callejeros y crea tu propio banquete móvil tapeando de bar en bar.

Aquí encontrarás una cantidad ingente de naranjos. Sin embargo, el verdadero origen de la variedad de la fruta denominada "naranja de Valencia" es California. Los viajeros interesados en la gastronomía local no pueden dejar de probar la paella. Aunque la ciudad contiene numerosos monumentos, la joya de la corona de la Valencia moderna es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo futurista de museos, cines, teatros y otros espacios.

Disfruta de sus seis kilómetros de doradas playas, practica el esquí acuático en el mar Mediterráneo o date una vuelta por el paseo marítimo de Benidorm, para descubrir su encanto: es una verdadera belleza de la española Costa Blanca. El centro histórico de esta ciudad, que originariamente fue un pueblo de pescadores, sorprende por su iglesia coronada por una cúpula azul del siglo XVIII y sus pintorescas callejuelas. Todos los que suben a las montañas colindantes de Canfali pueden contemplar unas preciosas vistas panorámicas y, en las cuevas rocosas cercanas, los amantes del submarinismo pueden descubrir una increíble riqueza submarina. Para acabar el día, disfruta del sol y de un buen festín de marisco del lugar.

Zaragoza ofrece una rica mezcla de lo histórico y lo moderno. Está situada en la ribera del río Ebro. Pasea por el centro de la ciudad cerca de las calles peatonales de San Miguel o por la Plaza de los Sitios, donde encontrarás boutiques, mercados y tiendas de recuerdos. Zaragoza, centro gastronómico, ofrece comida y bebida para todos los gustos y presupuestos. ¡Pero no hay que perderse las tapas! En 2008, Zaragoza fue sede de la exposición internacional; la Torre del agua, el Pabellón-Puente y el Acuario fluvial muestran la arquitectura moderna de la ciudad.

Desde playas urbanas hasta una vida nocturna única, Alicante ofrece una mezcla mediterránea de acción y relajación. Si a esto le añadimos una rambla con palmeras que serpentea a lo largo del puerto y un castillo árabe que se asoma por encima de él, es uno de los lugares más animados de la soleada Costa Blanca de España.

Bilbao es el mayor puerto de España, y su sexta ciudad más grande. Miles de visitantes se acercan hasta ella solo con el firme propósito de ver el edificio que aloja el museo Guggenheim, aunque cabe decir que la ciudad tiene muchos otros museos interesantes, si bien no tan célebres. Si lo que te apetece es un poco de cultura y buena comida, no te lo pienses más.

En Madrid hay tantos edificios con aspecto de castillo, que creerás haber entrado en un cuento de hadas. Incluso el ayuntamiento es sorprendente, con sus pináculos blancos y características neogóticas. Un recorrido autoguiado por la arquitectura podría empezar en la gran estatua del oso en la céntrica Puerta del Sol. Paséate por el fantástico Palacio Real antes de impregnarte de la belleza natural del Parque del Retiro y, después, visita alguno de los muchos museos de la ciudad. Podrías rematar de forma ideal cada día con un poco de paella y pequeños sorbos de rioja.

Dado que Málaga es la cuna de Pablo Picasso, también podría conocerse como la cuna del cubismo. Se trata de una de las ciudades más antiguas del mundo, ya que fue fundada por los fenicios en el siglo VIII. No resulta sorprendente que Málaga sea una ciudad llena de arte, donde se puede disfrutar de exposiciones dedicadas a vidrio y cristal, coches clásicos, instalaciones contemporáneas y, por supuesto, el trabajo de Picasso. Camina entre plataneras y preciosas fuentes por el Paseo del Parque y visita el casco antiguo, donde podrás calmar tu sed en algún bar tipico.