Con una población de casi nueve millones de habitantes y una economía floreciente que supera las de Hong Kong y Tailandia, Osaka presenta un atractivo incuestionable. Esta ciudad orgullosa y elegante es un centro de compras que cuenta con unos restaurantes y vida nocturna fabulosos. Es una base perfecta para explorar la región de Kansai; los enclaves Patrimonio de la Humanidad de Kioto, el templo de Nara y las espeluznantes tumbas de Koya-san se encuentran a 90 minutos en tren. Algunas de las principales atracciones de la ciudad son el acuario, el Castillo de Osaka, las instalaciones de Universal Studios Japan y el futurista Observatorio del Jardín Flotante.

La tradición se cruza con la cultura pop en Tokio, donde podrás venerar los antiguos templos antes de ir de fiesta a un bar de karaoke. Si te adelantas al alba, podrás vivir la animada subasta de pescado en el mercado de Toyosu y, después, refrescarte con un paseo bajo los cerezos en flor que bordean el río Sumida. Dedica algún tiempo a contemplar los preciosos jardines del este del Palacio Imperial y repasa lo que sabes sobre la historia de Japón en el Museo Edo-Tokyo. No olvides comer todo el sushi, los fideos udon y los wagashi (dulces japoneses) que aguante tu estómago.

¿Quieres que tus compañeros de trabajo se mueran de envidia? Suelta como por casualidad: “Este año me voy de vacaciones a las Maldivas”, sobre todo si estáis en pleno invierno. O mejor aún: escápate sin decírselo a nadie y manda luego una postal que diga “¡Ojalá estuvierais aquí!”.

Bordeado por el mar Negro, la ciudad portuaria de Batumi es el principal destino vacacional de Georgia. Una mezcla de hoteles modernos y de la Belle Époque se desparrama desde el paseo frente al mar de la ciudad, mientras que los chapiteles del casco antiguo y las torres contemporáneas salpican el horizonte.

A lo largo de los siglos, muchas culturas han dejado huella en esta estimada tierra. Hoy, puedes experimentar esas influencias de primera mano explorando los mahalles (barrios) de Estambul. Con los lugares sagrados de Sultanahmet, la elegancia europea del siglo XIX de Beyoğlu, la alta costura de Nişantaşı, la vibrante sociedad del café de Kadıköy y las calles de Beşiktaş donde hay pasión por el fútbol, no es de extrañar que los viajeros digan que Estambul no es solo una ciudad, sino muchas ciudades en una.

El Castillo de Wawel, la Plaza Principal, la Iglesia de St. Mary y el Distrito Kazimierz… Cracovia, la ciudad que ingresó a la primera lista de sitios declarados patrimonio mundial por la UNESCO, ofrece una gran cantidad de historia y arquitectura. Una ciudad que fue apreciada durante siglos por su patrimonio cultural, también se convirtió en un centro europeo de patrimonio gastronómico. En 2019, la ciudad de Cracovia recibió el título de Capital Europea de la Cultura Gastronómica de parte de la Academia Europea de Gastronomía. Cracovia es una ciudad repleta de vida cultural. Cada año, la capital de la Pequeña Polonia ofrece casi 100 festivales y otros eventos de nivel internacional.

Más de 56 millones de litros de agua brotan cada día a borbotones de los 118 manantiales y perforaciones de Budapest. Los balnearios de la ciudad ofrecen un surtido sorprendente de baños, desde las aguas cristalinas del balneario Gellert hasta el enorme balneario neobarroco Szechenyi de 1913, sin olvidar el Rudas, un espectacular baño turco del siglo XVI de arquitectura otomana original. Budapest, la "Reina del Danubio", es además una ciudad de gran riqueza y belleza históricas, culturales y naturales. Prepara la cámara para inmortalizar las ruinas romanas del Museo de Aquincum, la Plaza de los Héroes y el Parque de las Estatuas, así como la cúpula de más de 90 metros de la Basílica de San Esteban.

En Viena, una cafetería no es solo un lugar: es una institución. Un tranquilo desayuno con un periódico, un pastel y un fuerte expresso es, según la UNESCO, un pasatiempo oficial de la cultura vienesa. Baja el trozo de tarta Sacher que habrás degustado con una visita autoguiada por la impresionante arquitectura tradicional, secesionista y moderna de la ciudad, como el Palacio Imperial (Hofburg), la Ópera estatal de Viena, el Kirche am Steinhof o el Kunsthistorisches Museum, un ejercicio de ornamentada geometría.

Berlín es una ciudad intensa, de la moda a la arquitectura, pasando por su historia cargada de política. El Muro de Berlín es un aleccionador recordatorio en el ambiente sobrecargado de posguerra, aunque las pintadas que ahora cubren sus restos se han convertido en un símbolo del progreso social. Observa el reloj Weltzeituhr (con la hora mundial), coronado con un modelo del sistema solar, y viaja atrás en el tiempo con una comida en el histórico Zur Letzten Instanz (seit 1621), un restaurante del siglo XVI que frecuentaban Napoleón y Beethoven.

Copenhague fue un asentamiento de vikingos pescadores; en ella aún se pueden encontrar rastros de los exploradores nórdicos. Visita las aldeas reconstruidas, los restos de un castillo de 1.000 años de antigüedad y museos dedicados a los infames salvajes pelirrojos. En Copenhague también destaca una combinación de arquitectura moderna y de artefactos históricos, como el observatoriode la Torre Redonda (Rundetaarn), un magnífico ejemplo de la arquitectura del siglo XVII. Galerías de arte, estrechas calles, canales, parques e iglesias barrocas completan las atracciones culturales de la ciudad.