Frisco, en Colorado, es una pequeña localidad cercana a varias estaciones de esquí. Ideal para esquiar y para realizar otras actividades al aire libre (además de ser una excelente base de operaciones para explorar Colorado y las Montañas Rocosas), Frisco se describe como la calle principal de las Rocosas y es un lugar estupendo para pasar unas vacaciones en familia. Para muchos turistas, la primera parada en Frisco es la estación de esquí Frisco Nordic Center en la Peninsula Recreation Area, con instalaciones para patinaje, esquí de fondo y caminatas con raquetas de nieve durante los meses de invierno. Las estaciones de esquí de Breckenridge y Copper Mountain también se encuentran cerca, y ofrecen todo tipo de posibilidades para el esquí y el snowboard. Sin duda, los amantes de las actividades al aire libre encontrarán una amplia variedad de pistas de esquí y actividades para todos los niveles de experiencia y aptitudes. Si tienes muchas ganas de aventura, puedes llevarte a toda la familia a practicar rafting en aguas bravas. Por la noche, aunque Frisco sea una localidad pequeña, cuenta con una cantidad impresionante de restaurantes, tiendas y locales de ocio nocturno. Si necesitas descansar de las pistas, el Parque Histórico y Museo de Frisco es una opción ideal para niños. Se trata de un conjunto de edificios históricos conservados y reconstruidos que muestran la evolución de la ciudad: de un lugar de caza a un pueblo minero, hasta convertirse en el paraíso turístico que es hoy en día.

Un lugar clave para historiadores, deportistas, arquitectos, artistas y amantes de la buena comida, Colorado Springs ofrece una maravillosa mezcla de los encantos del Oeste. Preciosos cielos y aires frescos de montaña hacen que sea un lugar perfecto como escapada para jugar al golf o practicar deportes de aventura o ir de picnic a uno de los cuidados parques de la ciudad. Visita lugares históricos como el Castillo de Glen Eyrie, el Castillo Miramont y Briarhurst Manor. Admira el arte clásico y el moderno en el Colorado Springs Fine Arts Center y en la galería Smokebrush.

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. En vez de eso, visita lo que no debes perderte (el Empire State Building, la Estatua de la libertad, Central Park y el Metropolitan Museum of Art) y, después, explora lugares menos transitados como The Cloisters o alguna de las bibliotecas de la ciudad. Date un gusto en las bohemias tiendas del West Village o con una deliciosa comida en el Upper West Side. El bullicioso mercado que alberga la Grand Central Station literalmente te hará saborear lo mejor de la ciudad.

Una ciudad atrapada en el tiempo, La Habana cautiva la imaginación como ninguna otra. Su glamour decadente es el resultado de la cuidadosa reconstrucción de la era colonial sobre un fondo de colorido irresistible. Pasea por El Malecón, que bordea el mar; visita La Habana Vieja y la Catedral de San Cristóbal; y disfruta con la música de salsa, los bazares al aire libre y las fiestas hasta la madrugada.

Las finas arenas de Varadero son tan seductoras como las suaves olas del canal de Kawama. El conocido mafioso Al Capone solía frecuentar los complejos turísticos de la costa; la ciudad aún conserva el glamuroso lustre que ha atraído de forma histórica a los grandes apostadores. Las mansiones convertidas en museos son los destinos favoritos de los aficionados a la historia cubana y aquellos que sientan inclinación por actividades menos académicas se encontrarán en su salsa en un curso de golf o en un barco de pesca. Los amantes de la naturaleza pueden embarcarse en un día de aventura explorando las cuevas, los cayos y los bosques vírgenes.

La ciudad de Guatemala atrae visitantes cuyo interés va desde la historia maya hasta la cultura contemporánea. Dos museos alojan artefactos mayas, algunos de los cuales fueron descubiertos en un sitio arqueológico cercano. Otros museos exhiben arte indígena y moderno. En el Mercado Central, un mercado subterráneo, los compradores regatean con los vendedores de artesanía local. Entre las atracciones adicionales se incluyen un jardín botánico y una réplica a escala de la torre Eiffel. Una noche en la bulliciosa Zona Viva pone la guinda a un día de visitas.

Los ciudadanos americanos aún deben superar algunos escollos antes de visitar Cuba, pero como ya saben los visitantes de todo el mundo, esta isla ofrece increíbles oportunidades de intercambio cultural. La Habana es una mezcla de arquitectura del viejo mundo y cultura actual. Deja la capital y dirígete a la pequeña villa de Trinidad para ver más arquitectura colonial española. Ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es una magnífica base de operaciones para visitar el Valle de los Ingenios, una planicie que antaño era el centro de la industria del azúcar en Cuba.

Esta ciudad, la cuarta más importante de Cuba, está situada en un territorio montañoso al este de la isla y es conocida como la "ciudad de los parques". Colón se refirió a esta región diciendo que era "la tierra más bella que unos ojos ver pudieran" y gran parte de la zona no ha cambiado desde entonces. La ciudad (oficialmente San Isidro de Holguín) tiene infinidad de elegantes plazas, edificios coloniales y museos que dan para una visita breve y agradable. Y la costa no desmerece en encantos. Nade con los delfines en el parque natural de la Bahía de Naranjo. Bucee en Playa Esmeralda y Guardalavaca.

Esta ciudad multicultural llena de contrastes, que cuenta con casi 1,3 millones de habitantes, ofrece mucho más que la visita obligada al Canal. Los poblados de chabolas se agolpan junto a deslumbrantes torres de apartamentos. El casco antiguo de la ciudad es un pintoresco laberinto de iglesias, plazas y palacios. A 25 km del centro de la ciudad encontramos el Parque Nacional Soberanía, el lugar perfecto para hacer excursionismo y observar aves. Para disfrutar de vistas inmejorables sobre el Canal, tome un taxi o autobús hasta el Centro de Visitantes de Miraflores y no se pierda el tráfico naval.