El centro de Wellington es un núcleo compacto fácil de explorar a pie para disfrutar de la diversidad de sus estilos arquitectónicos, desde las casitas de madera del siglo XIX hasta algunas obras maestras del "art déco". Podrás descubrir las raíces maoríes de la ciudad en el Museo de la Ciudad de Wellington y del Mar y en el Museo de Nueva Zelanda. Saborea un café mientras miras pasar a la gente en la animada Courtney Place o disfruta de una vista panorámica de la ciudad desde el monte Victoria. Cuando el sol se pone en esta ciudad que recibe el apelativo cariñoso de "ventosa" (Windy), date un paseo nocturno por la Reserva Natural Karori para conocer a algunos de sus coloridos habitantes.

Sídney está lleno del espíritu contemporáneo e histórico de Australia. La maravillosa Casa de la ópera de Sídney parece un enorme velero de papiroflexia flotando en paz en el puerto. Paséate por las angostas calles adoquinadas de The Rocks y tópate con algún artista callejero en Circular Quay antes de dirigirte al museo de arte contemporáneo. Las vistas desde el observatorio Sydney Tower Eye and SKYWALK son legendarias: aprovecha esta oportunidad para conocer el diseño de la ciudad desde lo alto.

Puedes hacer muchas cosas durante una visita a la capital de Australia. Canberra, rodeada de parques naturales, es más conocida por su vasta colección de historia y cultura, que proporciona una instantánea del país. Descubre zonas donde disfrutar de la gastronomía, el arte y la arquitectura, atracciones para toda la familia, experiencias al aire libre y las apreciadas bodegas que salpican los alrededores de la ciudad.

Melbourne, una ciudad bonita y de ambiente relajado, gusta por igual a todo el mundo: ofrece actividades para toda la familia, arte local e internacional, boutiques de alta costura, restaurantes de diversas tradiciones, patrimonio histórico australiano y aborigen, acontecimientos deportivos y una vida nocturna opulenta y vibrante. Monta en el tranvía City Circle para visitar algunas atracciones singulares, como los Jardines Botánicos Reales y la Reserva Natural Healesville, que cuenta con numerosas especies de la fauna local.

Brisbane, tercera ciudad más grande de Australia, es el epicentro de la cultura de Queensland y brinda la oportunidad de conocer su pasado y vislumbrar su futuro. Visita el histórico molino de viento y el Antiguo Almacén del Comisariado, construido por convictos en 1828, y vuelve al presente (o adéntrate en el futuro) con una incursión en la Galería de Arte Moderno. Piérdete entre la población local en la cima del Monte Coot-tha, haz un crucero por el río Brisbane hasta su playa de preciosas arenas, en la orilla sur, y no olvides visitar el santuario de koalas Lone Line Pine, donde podrás ver koalas y canguros. 

Situada en las orillas del caudaloso río Swan, entre el océano Índico y las arenas del desierto Nullarbor, Perth es una de las ciudades más aisladas del mundo que, sin embargo, tiene un ambiente playero y una vida nocturna sumamente animados. La zona más familiar es Cottesloe, llena de nadadores, surfistas y buceadores que hacen esnórquel. Dirígete al norte hasta Scarborough si quieres más ambiente y discotecas junto a la playa. O acércate en ferry a la isla Rottnest para hacer carantoñas a los bonitos marsupiales y no te pierdas las vistas desde King’s Park y los Jardines Botánicos.

Nusa Dua es un hervidero de alojamientos de lujo, complejos turísticos de golf, restaurantes de calidad y establecimientos de descanso y recuperación. El surf y el submarinismo son las actividades favoritas de los visitantes más activos que acuden a este destino de playa. Si asciendes los incontables escalones hasta el Templo Madre de Besakih, disfrutarás de hermosas vistas y tonificarás los músculos a la vez. Un surtido de balnearios, galerías y tiendas esperan a quienes prefieren hacer menos ejercicio. En Batubulan podrás admirar las representaciones de la danza Barong.

Seminyak posee algunas de las playas más fabulosas de Bali. Asegúrate de disfrutar de sus puestas de sol legendarias y su serena belleza y no te pierdas alguna ceremonia balinesa en la playa, con los músicos de gamelán y las ofrendas a los dioses. Pero no permitas bajo ningún concepto que la arena suave y las vistosas experiencias culturales te impidan disfrutar de los balnearios y de las compras. Los balnearios sofisticados y las boutiques de lujo te mantendrán alejado del paseo marítimo... al menos durante un rato.

El pueblo de Ubud es el lugar idóneo para probar uno de los famosos masajes balineses y dejarte envolver por el ambiente de uno de los principales destinos balneario de Asia. Acupresión, reflexología, estiramientos y aromaterapia son algunos de los destacados masajes terapéuticos de presión firme representativos de la isla. Ubud también es el centro vigoroso de las artes escénicas de Bali y alberga un tesoro oculto de museos y galerías. Pásalo como un mono en la cercana Reserva Natural Forestal de los Monos Sagrados, donde habitan cientos de traviesos macacos de larga cola. No te pierdas el valle de grupos de tumbas en Gunung Kawi.

Bali es una postal viviente, un paraíso indonesio como sacado de un sueño. Empápate de sol en una playa de fina arena blanca o mézclate con las especies animales tropicales mientras buceas por los arrecifes de coral o los restos del naufragio de un barco de la Segunda Guerra Mundial. En tierra, la exuberante selva alberga templos de piedra y traviesos monos. La “capital artística” de Ubud es el sitio perfecto para ver una actuación de danza típica de la zona, realizar un taller de batik o de platería, o revitalizar la mente y el cuerpo con una clase de yoga.