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La industria se mezcla con la cultura en la ciudad costera de Vigo, sede de un puerto pesquero enorme y de ruinas romanas, iglesias neoclásicas y de un centro histórico gallego auténtico. Detrás de las playas urbanas de la ciudad, puedes acceder fácilmente a las Islas Cíes y a los estuarios de las Rías Baixas.
Esta ciudad, que ha dado nombre al país (y a la bebida alcohólica), es la segunda más grande de Portugal después de Lisboa. Se trata de una población de origen antiguo que tiene plantado un pie firmemente en el presente industrial. El casco viejo, centrado en Ribeira, se construyó sobre las colinas que dominan el río Duero, y la UNESCO lo ha declarado patrimonio cultural de la humanidad. La iglesia de San Francisco, del siglo XIV, es la principal atracción junto con las bodegas de oporto, que se ubican principalmente al otro lado del río, en Vila Nova de Gaia.
En Madrid hay tantos edificios con aspecto de castillo, que creerás haber entrado en un cuento de hadas. Incluso el ayuntamiento es sorprendente, con sus pináculos blancos y características neogóticas. Un recorrido autoguiado por la arquitectura podría empezar en la gran estatua del oso en la céntrica Puerta del Sol. Paséate por el fantástico Palacio Real antes de impregnarte de la belleza natural del Parque del Retiro y, después, visita alguno de los muchos museos de la ciudad. Podrías rematar de forma ideal cada día con un poco de paella y pequeños sorbos de rioja.
Sinagogas, mezquitas e iglesias se alzan por igual en el casco histórico de Toledo, testigo de la rica historia medieval de la ciudad. Las cuatro torres del Alcázar, una fortaleza construida en 1085, dominan el horizonte. Toledo y sus alrededores inspiraron a El Greco. Sus obras pueden contemplarse en muchos lugares de la ciudad y, por supuesto, también en el museo que lleva su nombre.
Aquí encontrarás una cantidad ingente de naranjos. Sin embargo, el verdadero origen de la variedad de la fruta denominada "naranja de Valencia" es California. Los viajeros interesados en la gastronomía local no pueden dejar de probar la paella. Aunque la ciudad contiene numerosos monumentos, la joya de la corona de la Valencia moderna es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo futurista de museos, cines, teatros y otros espacios.
Sevilla, que fue fundada en sus orígenes como ciudad romana y ahora acoge tres sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, rebosa del encanto de la antigüedad. El complejo palaciego del Alcázar es un imponente collage de estilos arquitectónicos y la catedral te impresionará por su belleza y por ser el lugar de sepultura de Cristóbal Colón. El Metropol Parasol es la mayor estructura de madera del mundo: una descomunal mezcla de líneas onduladas y entramados que alberga un mirador y una zona comercial.
La Alhambra de Granada es una de las construcciones más famosas de España; una fortaleza árabe que combina grandiosos arcos con delicados mosaicos ornamentales. Viaja atrás en el tiempo al serpentear por las ascendentes calles adoquinadas del Albayzín. La recompensa serán unas preciosas vistas desde el Mirador de San Nicolás. La vida nocturna de Granada es dinámica y variada, en parte gracias a la población estudiantil. Pásate por los bares de Calle Elvira o, si te apetece una salida más tranquila, por las tradicionales teterías de la calle de las teterías.
Un tranquilo desayuno con pain au chocolat en la terraza de una cafetería, relajarse después de un día paseando por el río Sena y maravillarse con iconos como la Torre Eiffel y el Arco del Triunfo... Una experiencia parisina perfecta combina el esparcimiento y la animación, con tiempo suficiente para disfrutar de una exquisita comida y una exposición en el Musee du Louvre. Despierta tu espíritu en la catedral de Notre Dame (Cathedrale de Notre Dame de Paris), ve a la búsqueda de gangas en el Marché aux Puces de Montreuil o a por golosinas en el Marché Raspail y remátalo todo con un espectáculo subido de tono en el Moulin Rouge.
Con lugares que van desde el jactancioso estilo de Shoreditch hasta el ambiente punk de Camden y la moderna Portobello Road, Londres es muchos mundos en uno solo. La energía de la ciudad hace que no haya dos días iguales. Explora sitios de la realeza o históricos, tacha sitios históricos de tu lista de deseos, come y bebe en exclusivos restaurantes con estrellas Michelin, disfruta de una pinta en un pub tradicional o piérdete en las sinuosas calles adoquinadas para ver con qué te cruzas: si hablamos de Londres, las posibilidades son infinitas.
Roma tampoco se puede visitar en un día. La ciudad parece la sala de exposiciones de un enorme museo al aire libre, un collage en la vida real de piazzas, mercados exteriores e impresionantes enclaves históricos. Echa una moneda en la Fontana di Trevi, déjate impresionar por el Coliseo (Colosseo) y el Panteón, y recarga las pilas con un cappuccino para disfrutar de una tarde de compras en Campo de' Fiori o Via Veneto. Híncale el diente a un plato de pasta fresca, unas suculentas alcachofas fritas o un tierno estofado de rabo de buey; será una de las mejores comidas de tu vida.
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