Palacios dorados, mercados flotantes, majestuosas agujas de porcelana… ¿Se trata de un mágico país de hadas? Casi. Es Bangkok. La capital de Tailandia está dividida en 50 distritos únicos. Pásate por el Pratunam Center o Siam Square para hacer las mejores compras y relájate en los jardines de estilo europeo de Dusit. Thon Buri es el hogar del impresionante Templo del Amanecer (Wat Arun) y en Phra Nakhon encontrarás el Templo del Buda reclinado (Wat Pho). Saborea un arroz glutinoso con mango de un puesto de comida antes de toparte con el dorado esplendor del Gran Palacio Real.

Podrías pasar unas vacaciones en Chiang Mai enteras explorando el bazar nocturno. Cuando hayas terminado con el entretenido arte del regateo, te quedará mucho que descubrir. El museo nacional de Chiang Mai y el jardín botánico son sitios estupendos para empaparse un poco de la cultura local y para sentir la delicada fragancia de las orquídeas tailandesas. En el centro de la ciudad, los restos de las antiguas murallas abarcan más de 30 templos. Los viajeros más ágiles podrán subir los 300 escalones hasta el Wat Phra That Doi Suthep, un vistoso templo budista en las montañas.

El pueblo de Ubud es el lugar idóneo para probar uno de los famosos masajes balineses y dejarte envolver por el ambiente de uno de los principales destinos balneario de Asia. Acupresión, reflexología, estiramientos y aromaterapia son algunos de los destacados masajes terapéuticos de presión firme representativos de la isla. Ubud también es el centro vigoroso de las artes escénicas de Bali y alberga un tesoro oculto de museos y galerías. Pásalo como un mono en la cercana Reserva Natural Forestal de los Monos Sagrados, donde habitan cientos de traviesos macacos de larga cola. No te pierdas el valle de grupos de tumbas en Gunung Kawi.

Los deliciosos dim sum, las islas flotantes y un horizonte único son solo algunos de los rasgos únicos de Hong Kong. Échale un vistazo a la arquitectura tradicional china en el pueblo de Ngong Ping y sube en tranvía hasta lo alto del pico Victoria para disfrutar de unas vistas sin parangón. Las rocas y suaves colinas de Nan Lian Garden te aportarán paz interior, como lo hará una taza de té en un café Stanley. Hazte uno con el todo en el convento Chi Lin, un complejo budista lleno de serenidad.

La ciudad más grande de China también es la más cosmopolita y ofrece a los visitantes la oportunidad de experimentar el pasado, el presente y el futuro de una sola vez. El río Huangpu divide Shanghái en dos distritos: Pudong y Puxi. El perfil de Pudong parece arrancado de la serie "Los Supersónicos", con la bulbosa torre de la Perla oriental (Dongfang Mingzhu) que parece una especie de chupa-chup de dos cabezas. En el lado de Puxi, puedes pasear por el distrito ribereño de Bund para sentir el ambiente del antiguo Shanghái.

Bienvenido a la capital, cuya historia se remonta a, al menos, 3.000 años. Comprobarás que la historia abunda en Pekín; tanto la antigua (la Sala de la Armonía, el Palacio de Verano, la Ciudad Prohibida) como la más reciente (el Mausoleo de Mao Zedong, la plaza de Tian'anmen). Para vivir una experiencia más auténtica, opta por el mercado de Panjiayuan en lugar del turístico mercado de la seda. Es imprescindible una visita a la Gran Muralla, la estructura más larga del mundo hecha por el hombre.

Seúl es el núcleo cultural y empresarial de Corea del Sur, donde los rascacielos destacan sobre los templos budistas. El flujo industrial y tecnológico ha transformado Seúl en una ciudad global. Lo entenderás todo cuando subas a la N Seoul Tower, construida en lo alto de una cima del Namsan Park. En los salones de té y tiendas de Insadong sentirás la esencia de Corea, que podrás experimentar más aún con una visita a los jardines y museos de Gyeongbokgung. El palacio Changdeokgung, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un ejemplo perfecto de la auténtica arquitectura ancestral.

La tradición se cruza con la cultura pop en Tokio, donde podrás venerar los antiguos templos antes de ir de fiesta a un bar de karaoke. Si te adelantas al alba, podrás vivir la animada subasta de pescado en el mercado de Toyosu y, después, refrescarte con un paseo bajo los cerezos en flor que bordean el río Sumida. Dedica algún tiempo a contemplar los preciosos jardines del este del Palacio Imperial y repasa lo que sabes sobre la historia de Japón en el Museo Edo-Tokyo. No olvides comer todo el sushi, los fideos udon y los wagashi (dulces japoneses) que aguante tu estómago.

Dubái es un destino donde se aúnan la historia, la cultura moderna, la aventura, las compras de lujo y el entretenimiento. Asiste a una representación en el Palacio de la Ópera de Dubái, contempla el centro de la ciudad desde lo alto del Burj Khalifa o pasa la tarde explorando los zocos que jalonan la ría, donde encontrarás artículos de oro, tejidos y especias. Si buscas emociones, puedes sobrevolar las dunas del desierto en un globo aerostático, montar en una atracción hiperveloz de IMG Worlds of Adventure o tirarte en paracaídas sobre Palm Jumeirah.

Sídney está lleno del espíritu contemporáneo e histórico de Australia. La maravillosa Casa de la ópera de Sídney parece un enorme velero de papiroflexia flotando en paz en el puerto. Paséate por las angostas calles adoquinadas de The Rocks y tópate con algún artista callejero en Circular Quay antes de dirigirte al museo de arte contemporáneo. Las vistas desde el observatorio Sydney Tower Eye and SKYWALK son legendarias: aprovecha esta oportunidad para conocer el diseño de la ciudad desde lo alto.