Las playas tranquilas flanquean la soleada ciudad vacacional de Menton, conocida como “la perla de Francia”, y su lugar más templado. Existen casi una docena de playas privadas que ofrecen servicio de bar y sillas para tumbarse. Las playas de acceso libre para el público son idóneas para niños porque cuentan además con muchísimos deportes acuáticos que te animan a darte una zambullida en el Mediterráneo.

Situada a orillas del Mediterráneo, entre bellos pueblecitos franceses de estilo medieval y los Alpes, Monte Carlo es la ciudad de los juegos de azar y del glamour de la Riviera. Capital del pequeño Principado de Mónaco, esta bonita urbe alberga el celebérrimo Casino de Monte Carlo, un palacio que rebosa de frescos, esculturas y cuenta con un impresionante atrio de mármol y oro. Adéntrate en los 700 años de historia monárquica de los Grimaldi, disfruta de un buen espectáculo de ópera o ballet, toma el sol en la playa de Larvotto o… ¿Por qué no? Reserva tus entradas para asistir al Gran Premio de Fórmula 1.

Son características de Cannes sus galas, regatas, su Festival de Cine y un desfile de gente atractiva y acaudalada. Los enormes yates oscurecen la vista y la ciudad hace realidad su lema: "La vida es un festival". Ver a la gente pasar es la actividad que más visitantes trae a Cannes; el paseo de La Croisette bordeado de hoteles es un lugar perfecto para ello. Las playas de esta ciudad, que Coco Chanel hizo famosas, son sumamente atractivas. Tómate una comida cara a base de mariscos con servicio de bebidas en la cala privada del hotel, o bien déjate caer en las playas públicas gratuitas, como la Plage du Midi y la Plage de la Boca.

Brigitte Bardot retozaba en las playas de Saint Tropez en la década de 1950; ahora es el patio de recreo de estrellas del rap y famosos internacionales. La mayoría de los puntos álgidos del litoral se encuentran al suroeste de la localidad, en la bahía de Pampelonne. Pero aunque no seas P. Diddy, anímate: encontrarás algunas playas públicas perfectas para familias en las que el sol, las olas y la arena son igual de fabulosos.

Barcelona tiene un aire de surrealismo, lo cual es apropiado, ya que Salvador Dalí vivió un tiempo en la ciudad y el arquitecto catalán Antoni Gaudí diseñó varios de sus edificios. Al entrar en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se tiene la sensación de haber pasado al otro lado del espejo; un viaje que se puede continuar con una visita al Parc Güell. Saborea una sangría en la terraza de alguna cafetería en Las Ramblas mientras observas a los llamativos artistas callejeros y crea tu propio banquete móvil tapeando de bar en bar.

Aquí encontrarás una cantidad ingente de naranjos. Sin embargo, el verdadero origen de la variedad de la fruta denominada "naranja de Valencia" es California. Los viajeros interesados en la gastronomía local no pueden dejar de probar la paella. Aunque la ciudad contiene numerosos monumentos, la joya de la corona de la Valencia moderna es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo futurista de museos, cines, teatros y otros espacios.

Bilbao es el mayor puerto de España, y su sexta ciudad más grande. Miles de visitantes se acercan hasta ella solo con el firme propósito de ver el edificio que aloja el museo Guggenheim, aunque cabe decir que la ciudad tiene muchos otros museos interesantes, si bien no tan célebres. Si lo que te apetece es un poco de cultura y buena comida, no te lo pienses más.

Desde playas urbanas hasta una vida nocturna única, Alicante ofrece una mezcla mediterránea de acción y relajación. Si a esto le añadimos una rambla con palmeras que serpentea a lo largo del puerto y un castillo árabe que se asoma por encima de él, es uno de los lugares más animados de la soleada Costa Blanca de España.

En Madrid hay tantos edificios con aspecto de castillo, que creerás haber entrado en un cuento de hadas. Incluso el ayuntamiento es sorprendente, con sus pináculos blancos y características neogóticas. Un recorrido autoguiado por la arquitectura podría empezar en la gran estatua del oso en la céntrica Puerta del Sol. Paséate por el fantástico Palacio Real antes de impregnarte de la belleza natural del Parque del Retiro y, después, visita alguno de los muchos museos de la ciudad. Podrías rematar de forma ideal cada día con un poco de paella y pequeños sorbos de rioja.

La Alhambra de Granada es una de las construcciones más famosas de España; una fortaleza árabe que combina grandiosos arcos con delicados mosaicos ornamentales. Viaja atrás en el tiempo al serpentear por las ascendentes calles adoquinadas del Albayzín. La recompensa serán unas preciosas vistas desde el Mirador de San Nicolás. La vida nocturna de Granada es dinámica y variada, en parte gracias a la población estudiantil. Pásate por los bares de Calle Elvira o, si te apetece una salida más tranquila, por las tradicionales teterías de la calle de las teterías.

Sevilla, que fue fundada en sus orígenes como ciudad romana y ahora acoge tres sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, rebosa del encanto de la antigüedad. El complejo palaciego del Alcázar es un imponente collage de estilos arquitectónicos y la catedral te impresionará por su belleza y por ser el lugar de sepultura de Cristóbal Colón. El Metropol Parasol es la mayor estructura de madera del mundo: una descomunal mezcla de líneas onduladas y entramados que alberga un mirador y una zona comercial.

La "ciudad roja" de Marrakech es un sitio mágico, lleno de mercados, jardines, palacios y mezquitas. Solo en explorar los íntimos patios y merodear por los callejones de la histórica Medina de Marrakech puede irse un día entero. Encuentra la paz interior en el Jardín Majorelle o déjate embelesar por la belleza de alguna de las históricas mezquitas de la ciudad (no olvides que, a menos que seas musulmán, no podrás entrar).

Conquistar Nueva York en una visita es imposible. En vez de eso, visita lo que no debes perderte (el Empire State Building, la Estatua de la libertad, Central Park y el Metropolitan Museum of Art) y, después, explora lugares menos transitados como The Cloisters o alguna de las bibliotecas de la ciudad. Date un gusto en las bohemias tiendas del West Village o con una deliciosa comida en el Upper West Side. El bullicioso mercado que alberga la Grand Central Station literalmente te hará saborear lo mejor de la ciudad.

Santo Domingo, capital de la República Dominicana y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue el asentamiento europeo más antiguo continuamente habitado de América y una de las ciudades más pobladas del Caribe. La ciudad mezcla el encanto del viejo mundo y el estilo moderno de Occidente. Sus palacios y fortalezas medievales se integran perfectamente en el ambiente urbano nocturno y las zonas comerciales, por lo que no tiene nada que envidiar a cualquier metrópoli moderna del mundo. Aquí encontrarás playas vírgenes y otros tesoros ocultos como un club de salsa y merengue ubicado dentro de una enorme cueva subterránea.