Courchevel se encuentra en el centro de los Alpes franceses y tiene más de 100 pistas de esquí donde elegir. Algunas de ellas están salpicadas de baches lo que las convierte en las favoritas para la práctica de snowboard y motoesquí, aunque el resto de los esquiadores, tengan el nivel que tengan, encontrarán una pista adecuada.

Como anfitriona de los primeros Juegos Olímpicos de Invierno en 1924, Chamonix siempre contará con un lugar en los libros de historia. Sus principales atracciones son el Mont-Blanc (la montaña más alta de Europa occidental) y las muchas zonas de esquí frente al valle de Chamonix. Las laderas empinadas y las condiciones climatológicas extremas son más apropiadas para los esquiadores experimentados, pero también hay pistas para principiantes. Solo debes asegurarte de que todas las personas de tu grupo distinguen un círculo verde de un diamante negro. Ah, y otro apunte para los libros de historia: Pierce Brosnan estuvo aquí filmando una película de James Bond (“El mundo nunca es suficiente”).

La encantadora Annecy, situada en el extremo más austral del Lac D’Annecy y rodeada por los Alpes, rezuma elegancia y autenticidad. Además de poder relajarte junto al mar o practicar un gran número de deportes acuáticos, es una base perfecta para hacer senderismo, ala delta, ciclismo o para montar a caballo. El barrio medieval, o Vieille Ville, es precioso, con sus canales y sus ornamentados puentes. Una buena idea es dar un paseo en barco desde Annecy hasta otro de los pueblos de la zona.

Cuando la mayoría de las personas piensan en Zermatt, a su mente acude una sola idea: el monte Cervino (o Matterhorn). Esta emblemática montaña atrae visitantes a la población desde la década de 1860. El pueblo de Zermatt en sí es encantador y totalmente libre de coches, con sus casitas marrones de estilo tradicional y sus callejuelas sinuosas. (Pero no te preocupes, no tendrás que ir andando a todas partes: hay vehículos eléctricos y coches de caballos). En esta región suele ser posible esquiar hasta principios de verano, pero con tiempo más cálido es un sitio magnífico para el senderismo.

Las orillas del lago Ginebra han atraído a visitantes e invasores desde hace milenios. La alegre ciudad de Ginebra se encuentra en la orilla occidental del lago, rodeada por el marco incomparable que constituyen las majestuosas cimas cubiertas de nieve. La ciudad resulta perfecta para recorrerla a pie; si desea explorarla más a fondo, alquile una bicicleta. El colofón de cualquier itinerario debería ser la visita de la orilla del lago y su famoso surtidor, el reloj floral del Jardín Inglés, la catedral de San Pedro, el Muro de la Reforma, la Place Neuve y la sede de las Naciones Unidas.

Los aficionados al jazz conocen Montreux por ser la sede del famoso festival de jazz. ¿En qué otro lugar podría usted contemplar una estatua del cantante Freddy Mercury, líder del grupo Queen? Pero también los que no son amantes de la música encuentran atractivos en esta ciudad turística de la Riviera suiza: sus bodegas mundialmente conocidas, el castillo de Chillon, impresionante ejemplo de castillo medieval, y las hermosas vistas de los Dents-du-Midi (Dientes del Midi). Dé un paseo por el lago, haga una trayecto en el tren de cremallera o camine por el viejo Montreux para sumergirse en su atmósfera eduardiana.

Rosas, la excolonia de la antigua Grecia, tan encantadora como su nombre, está establecida en una pintoresca bahía en medio de sorprendentes paisajes naturales. Además de las playas de arenas blancas, este pueblo resort aloja fortificaciones del siglo XVI, tumbas megalíticas y muchos servicios modernos.

Un tranquilo desayuno con pain au chocolat en la terraza de una cafetería, relajarse después de un día paseando por el río Sena y maravillarse con iconos como la Torre Eiffel y el Arco del Triunfo... Una experiencia parisina perfecta combina el esparcimiento y la animación, con tiempo suficiente para disfrutar de una exquisita comida y una exposición en el Musee du Louvre. Despierta tu espíritu en la catedral de Notre Dame (Cathedrale de Notre Dame de Paris), ve a la búsqueda de gangas en el Marché aux Puces de Montreuil o a por golosinas en el Marché Raspail y remátalo todo con un espectáculo subido de tono en el Moulin Rouge.

Barcelona tiene un aire de surrealismo, lo cual es apropiado, ya que Salvador Dalí vivió un tiempo en la ciudad y el arquitecto catalán Antoni Gaudí diseñó varios de sus edificios. Al entrar en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se tiene la sensación de haber pasado al otro lado del espejo; un viaje que se puede continuar con una visita al Parc Güell. Saborea una sangría en la terraza de alguna cafetería en Las Ramblas mientras observas a los llamativos artistas callejeros y crea tu propio banquete móvil tapeando de bar en bar.

Subió a los altares cuando la reina Isabel II veraneó allá en 1845. San Sebastián, apodada “La Bella Easo”, es una hermosa ciudad costera situada en el Golfo de Vizcaya, cuya famosa playa “La Concha” ha ganado relevancia con el paso del tiempo. Rodeada de verdes montañas, San Sebastián tiene una oferta cultural, gastronómica y de ocio envidiable. Visita su casco viejo para descubrir su bonita arquitectura o ir de tapeo; el pasatiempo favorito de lugareños y visitantes.

En Santander, te invitamos a disfrutar de las hermosas playas de Playa de la Magdalena y El Sardinero, el casco histórico de la ciudad, y a visitar su espectacular planetario, mientras respiras la revigorizadora brisa del litoral. Y naturalmente, encontrarás una gran cantidad de regias catedrales góticas que te impresionarán y deslumbrarán.

Rodeado de algunos de los muros defensivos mejor conservados de Europa, la antigua Ávila parece salida directamente del pasado medieval de la región de Castilla. La iluminación nocturna solo le agrega atractivo a las torrecillas, los palacios fortificados y las catedrales de esta ciudad de cuentos que es patrimonio mundial.

Dado que Málaga es la cuna de Pablo Picasso, también podría conocerse como la cuna del cubismo. Se trata de una de las ciudades más antiguas del mundo, ya que fue fundada por los fenicios en el siglo VIII. No resulta sorprendente que Málaga sea una ciudad llena de arte, donde se puede disfrutar de exposiciones dedicadas a vidrio y cristal, coches clásicos, instalaciones contemporáneas y, por supuesto, el trabajo de Picasso. Camina entre plataneras y preciosas fuentes por el Paseo del Parque y visita el casco antiguo, donde podrás calmar tu sed en algún bar tipico.