Tan cerca de Río de Janeiro pero a la vez tan diferente, Ilha Grande es el paraíso inmaculado de Brasil donde relajarse. Bajarse del ferri cuando llega a la isla es desconectar del mundo exterior. No hay coches, ni bancos (¡trae dinero!), ni teléfonos. Solo tienes que relajarse al sol, navegar, bañarte, desaparecer en los balnearios y reaparecer para saborear el marisco fresco en uno de sus 30 encantadores restaurantes.

Paraty, cuyo nombre adopta de un pez que habita en la zona, se encuentra en la costa más al sur de Brasil, a 200 kms al sur de Río, con las montañas Bocaino detrás. El centro de este pueblo colonial es un monumento histórico con calles peatonales y edificios bien conservados. Haz una excursión en barco por la bahía a las islas y calitas que hay por allí. Descubre las plantaciones de caña de azúcar y entra en tren o haciendo senderismo en la selva Atlántica. Ten cuidado con los monos que deambulan por sus calles adoquinadas.

Su arquitectura de inspiración alemana le da un peculiar toque alpino a este resort, donde los bosques de pinos de gran altitud ofrecen una escapada maravillosamente refrescante del calor de las tierras bajas. Agrega los picos de color verde esmeralda como telón de fondo, y Campos do Jordao se convierte en una maravilla de montañas tropicales.

Escritores y poetas han encontrado un revulsivo para desarrollar su vena artística en un lugar tan enfocado en el arte como Cuenca, que es la tercera ciudad más grande del país y la capital de la provincia de Azuay. Cafés y galerías se agolpan en las estrechas calles adoquinadas. La plaza mayor alberga tanto la vieja catedral, que comenzó a construirse en 1557, el año en el que se fundó la ciudad, como la Catedral de la Inmaculada Concepción, que data de 1885 y se caracteriza por su cúpula azul. Los sombreros panameños hechos en esta zona son la atracción principal de los mercadillos, entre los cuales destaca el céntrico Casa de la Mujer.

Con una rica historia precolombina, la capital de Ecuador se fundó sobre las ruinas de una ciudad inca, pero ofrece todo lo que un viajero moderno pueda necesitar. Sigue siendo el centro histórico menos alterado de Latinoamérica, lo que ha valido la designación de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Entre los lugares más relevantes de la ciudad de Quito destacan dos joyas barrocas, los monasterios de San Francisco y Santo Domingo, así como la iglesia y el colegio de La Compañía. Esta ciudad formidable se extiende a través de un espectacular valle andino flanqueado por cumbres volcánicas.

Cali es el epicentro deportivo de Colombia y sede de los Juegos Mundiales de 2013. Sus pulcros campos de golf y sus innumerables oportunidades de practicar deportes de aventura en los parques, las montañas y los desiertos locales presentan un gran atractivo. Las atracciones culturales de Cali reflejan la rica historia indígena de la ciudad y su influencia europea. Si lo tuyo son las tumbas, ruinas y pinturas rupestres, acércate a algún yacimiento arqueológico. Pero también puedes disfrutar con los lugareños de un festival cultural. Demuestra lo bien que bailas salsa en un animado club nocturno y pasa la mañana siguiente recuperándote con una taza aromática del renombrado café de Colombia.

Los museos de Lisboa celebran la riqueza histórica y cultural que posee esta capital portuguesa. El Museo de la marina es perfecto para los niños (¡y los adultos!) que adoren los objetos náuticos, mientras que la Casa-Museu Dr. Anastacio Goncalves es un tesoro oculto de original arte. Para apreciar completamente la espectacular arquitectura de piedra de la ciudad puedes hacer una visita guiada a pie o personalizar tu propia visita; pero no olvides pasar por el Padrao dos Descobrimentos, el Monasterio de los Jerónimos (Mosteiro dos Jeronimos) y la Torre de Belém (Torre de Belem), que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

A diferencia de muchos de sus vecinos costeros, la tradición cultural sigue siendo fuerte en Estepona. Con más de 12 millas (20 kilómetros) de costa llena de palmeras y un casco histórico famoso por su decoración con coloridas flores, este pueblo portuario es, sin dudas, uno de los más hermosos de la Costa del Sol española.

Dado que Málaga es la cuna de Pablo Picasso, también podría conocerse como la cuna del cubismo. Se trata de una de las ciudades más antiguas del mundo, ya que fue fundada por los fenicios en el siglo VIII. No resulta sorprendente que Málaga sea una ciudad llena de arte, donde se puede disfrutar de exposiciones dedicadas a vidrio y cristal, coches clásicos, instalaciones contemporáneas y, por supuesto, el trabajo de Picasso. Camina entre plataneras y preciosas fuentes por el Paseo del Parque y visita el casco antiguo, donde podrás calmar tu sed en algún bar tipico.

Córdoba fue la principal ciudad del mundo occidental, la mayor metrópolis del oeste de Constantinopla y la sede de la primera universidad de Europa. En la actualidad, tiene un centro comercial moderno, pero a la mayoría de los viajeros les encanta pasear por las antiguas calles empedradas de la ciudad y mirar a través de las puertas para ver flores frescas y hermosas fuentes de teselas.

La Alhambra de Granada es una de las construcciones más famosas de España; una fortaleza árabe que combina grandiosos arcos con delicados mosaicos ornamentales. Viaja atrás en el tiempo al serpentear por las ascendentes calles adoquinadas del Albayzín. La recompensa serán unas preciosas vistas desde el Mirador de San Nicolás. La vida nocturna de Granada es dinámica y variada, en parte gracias a la población estudiantil. Pásate por los bares de Calle Elvira o, si te apetece una salida más tranquila, por las tradicionales teterías de la calle de las teterías.