Sin duda, Bodegas Álvaro es uno de esos sitios que hay que visitar no una vez, sino todas las que se pueda. Nada más entrar se respira ese olor tan característico a madera propio de las barricas, además de tradición, sabor y amabilidad. Un sin...fin de botellas guardan el buen hacer de este negocio familiar de más de 50 años de historia, que ya va por la tercera generación. Su gastronomía es exquisita. Cada uno de los platos que pedimos para acompañar con su delicioso vino, terminaron completamente limpios (pedimos 10 panes para limpiarlos, literalmente). No podemos más que agradecer a su actual propietaria, Yanira, que nos mostrase la historia de ese lugar y nos descubriera sus secretos. Una cosa es segura, en cuanto el tiempo nos lo permita, volveremos a disfrutar de tradicional sabor canario.Más