Llevo viniendo varios años y siempre salimos contentos. En los últimos años han reducido algunas cosas como el pico de gallo y empeorado los postres, la tarta de zanahoria era maravillosa y ya no la tienen. Ahora son postres de tarrina, que aunque están ricos...no son lo mismo. También han reducido la oferta de margaritas (muy ricos igualmente), que junto con los tacos y el guacamole son lo mejor, mis favoritas la gringa y el pastor, pero eso ya va en gusto personal. La decoración del local pequeño y encantador. Siempre me habían atendido estupendamente hasta mi última experiencia, en el día de ayer. A una camarera recogiendo la mesa se le cayeron unas salsas por encima de mi, de mi ropa y mi chaqueta colgada en la silla, entiendo que es un accidente que nos podría pasar a cualquiera, el problema es que ni si quiera tuvo el "detalle" de pedir perdón o traerme un trapo para que me limpiara. No sé si se ofendió porque escuchó que me iba a limpiar al baño ya que no me traía nada porque a partir de ahí la atención, ya no muy buena, fue en picado. Me habló con malas formas. Para cerrar la noche decidimos pedir los postres, dos cafés y unos chupitos de mezcal que ya habíamos tomando otra vez ahí. Derepente preguntó dos veces con malas formas que si queríamos mezcal o 1800 (que por la botella que trajo después creo que es un tipo de tequila pero lo desconozco, ya que para nada soy experta en productos de México) dirigiéndose directamente a mi con una actitud muy brusca diciendo que yo le había pedidos dos cosas, yo literalmente me quedé boquiabierta, cuando las otras personas de la mesa le dijeron que no, que le pedí mezcal, se fue murmurando sola. De verdad he trabajado en hostelería, intento ser siempre lo más amable y educada y creo que no recuerdo otra vez en la que me haya sentido tan ofendida como clienta. Entiendo que todo esto se debe al desconocimiento de la propia camarera, que no sabía explicar ni los tipos de margaritas, ni de chupitos y nos dijo que en ese establecimiento nunca se habían servido postres en plato, cuando llevamos yendo años y sabemos que sí. Por suerte sobre los tacos y el pedido no necesitamos orientación porque ya conocemos como funciona. Es una lástima porque todas las veces que hemos ido nos han atendido y explicado todo estupendamente, da gusto sobre todo cuando vas a un restaurante a probar comidas de una cultura distinta a la tuya. Creo que en la atención al público hay que tener educación y humildad, y si desconoces algo es mejor decir la verdad, preguntar y no dar una información incorrecta, inventada y mucho menos culpabilizar al cliente y perder las formas. Por último, nos trajo la cuenta ella misma sin haberla pedido, invitándonos a marcharnos para dejar la mesa al segundo turno, ya que desde el COVID hay dos turnos, el primero a las 21 h. y el segundo a las 22:30 horas. Nos levantamos porque también sabemos cómo funciona, pero nos había hecho perder 10 min con su confusión con el mezcal. Al final pagamos 30 euros de cuenta cada uno, dejando un euro de propina, pensando en los cocineros, para nada me parece barato con la atención recibida. Tampoco vi ningún detalle por parte del local como invitar a los cafés ni chupitos pero tampoco sé si llegaron a enterarse de los incidentes ni tampoco lo pedimos porque creo que eso debe salir de cada establecimiento (Yo si lo hacía) y aunque entiendo que los precios suben y todo ahora es más caro, sale más cara la mala fama, sobre todo ahora que hay más ofertas de este tipo de local en alrededores (Nigrán y Baiona y muchos más en Vigo). Aquí unos clientes habituales que han perdido.Más