¡Uno de nuestros lugares favoritos en Santorini! ¡El propietario se enorgullece tanto de su restaurante y de la comida que crea! ¡Nos hizo reír de principio a fin y nos preparó unos gofres increíbles! ¡Gracias por un desayuno único e inolvidable!

El propietario hizo nuestra experiencia! En el estacionamiento, salió corriendo del restaurante hacia el estacionamiento para salvarnos de un burro que se acercaba. Se tomó el tiempo de explicarnos todo el menú. Incluso nos enseñó a hacer café griego. Todo fue excelente. Después de nuestra...estancia, tenemos que firmar el muro. Realmente era un lugar con una experiencia, no solo comida. Ah, y cómo podría olvidar la INCREÍBLE vista desde el patio de la azotea. Definitivamente vale la pena la visita!Más

El propietario es muy carismático, nos lo pasamos de maravilla en el restaurante: ¡un verdadero amor por la vida! Las vistas eran espectaculares y la gente que nos rodeaba era muy divertida!

En primer lugar, el "Rigel Sunset" es increíble. Hecho con champán y fresas frescas mezclados juntos. Tuve el gofre picante que también es sabroso. También tuve un batido de fresa y plátano recién hecho que, una vez más, era hermoso. ?

Después de una vista en el faro, nos detuvimos en este lugar. Los gofres son muy buenos y el propietario nos hacen sentir bienvenidos. ¡Top lugar!

Este fue un pequeño restaurante maravilloso. El propietario Stelios fue muy amable y acogedor. Era nuestra última noche en Santorini y después de un día de natación en la playa negra y en coche a la casa de la luz encontramos esta joya para una...hermosa vista del atardecer. Mi esposa y yo partimos el sándwich Waffle Club y tuvimos el Desierto de Saturno (helado, café y Mekila)Más

Mi esposa y yo entramos, sin saberlo, en nuestra muerte más segura. Es un hermoso edificio con una vista impresionante. El propietario nos saludó de manera amistosa, fue muy servicial e invitador sin tener la sensación de presionarlo para que tome decisiones. Pedimos un waffle...de galletas. Esperamos pacientemente mientras jugábamos ajedrez. Entonces el olor a comida deliciosa se apoderó de nuestras narices. Los platos fueron puestos frente a nosotros y nos sentamos sin palabras mirando lo que solo se puede describir como obras de arte. Intentar describir el sabor de la comida será inútil. El diccionario de inglés no estaba hecho para manejar esa expresión cruda de disfrute lujurioso. Lo único que lamento es que, durante el resto de mi vida, tendré que vivir conmigo mismo, sabiendo que no podré disfrutar otra comida como esa. El autor de esta reseña recomienda a Rigels a cualquiera que desee participar en una experiencia culinaria que cambia la vida.Más