Tras haber reservado con mes y medio de antelación, pidiendo expresamente que me pusiesen en una mesa pegada al mar (me confirmaron que así sería), llegamos y nos ofrecieron una en segunda fila. Tras decírselo, nos dijeron que no podía ser. Esto habría sido motivo...para darme media vuelta y no volver, pero quería que mi pareja conociese el sitio, y aún así, a pesar del feísimo detalle, accedimos a sentarnos en segunda fila.
Al rato de sentarnos, justo a nuestro lado, pegados a la barandilla que da al mar, llegó una mesa de 6, que casualmente agradeció a uno de los camareros el detalle de "haberles cambiado la mesa". Vamos, que les conocían y les dieron nuestra mesa.
Pasado el primer cabreo, pedimos (no sin esperar bastante, pero no dimos ninguna importancia, ya que, como de costumbre en estas fechas, estaban hasta arriba de gente), todo raciones para compartir. Sardinas, chopitos, adobo, boquerones y gambas al pil pil. Las sardinas salieron pronto, pero a partir de aquí llegó lo peor de la cena. Tras esperar 30 minutos después de haber tomado las sardinas, le pregunto al camarero por la comida, y le aviso de que no nos han servido nada, salvo las las mencionadas sardinas. Me dijo que salían ya. Seguimos esperando, y tras dejar un tiempo prudencial de otros 15 minutos, decidí hablar con otro, y le comenté lo mismo, que estábamos a la espera de 4 raciones. Su respuesta, la misma. Pues bien, al ver que me estaban tomando el pelo, volví a comentárselo, y ahora sí, me dijo que no habían recibido la comanda en la cocina. Vamos, que tras unos 50 minutos, en ese momento se ponían con ello.
Seguimos con lo surrealista de la cena, y en uno de sus pasos por nuestra mesa, nos advirtieron de que no quedaban chopitos. Normal, si me los hubiéseis puesto cuando tocaba... En esa hora de espera, vimos pasar varias raciones a mesas que se habían sentado con posterioridad. Decidimos cambiarla por otra ración, de berenjenas con miel.
Pues bien, al rato nos sirvieron dicha ración, la de boquerones y las gambas al pil pil, pero pasó el tiempo y el adobo no aparecía. 5, 10, 15 minutos... por lo que di por hecho que no aparecería. Llamé al camarero y le dije que habíamos pedido una de adobo, que no aparecía, y me dijo que ¡no les quedaba! Imaginad mi cara al recibir dicha respuesta. Obviamente le respondí que lo mínimo era acercarse a avisarnos de ello, porque si no, podríamos seguir ahí esperando como idiotas a que apareciese el bendito adobo.
Nos quedamos sin tomarlo, y por no pedir otra cosa y tener que esperar, le dije que tomaríamos un par de postres. Su respuesta, "pide 4". No entendí el mensaje, pero por el tono en el que lo dijo, y tras la lamentable experiencia que nos estaban dando, intuí que tenía intención de invitarnos. Aún así, pedimos dos, y obviamente no tenían uno de ellos.
Lo tomamos, pedimos la cuenta, y aquí vino la última. No solo no invitaron a absolutamente nada (ni una mísera bebida, ni un postre, ni una ración de las que tuvimos que cambiar por obligación...), sino que vinieron los 2 postres cobrados!!! Pedimos que lo cambiasen, pagamos, y adiós muy buenas. Como es evidente, jamás volveremos. Seguramente haya sido la peor experiencia que haya tenido nunca en un restaurante.
P.D. Mira que jamás pretendo que me inviten a nada, pero ese día, con la experiencia tan horrible que nos brindaron (me molestó mucho más por mi pareja que por mí), estaba convencido que lo mínimo que harían sería pedir disculpas y tener algún detalle, ya fuese no cobrando algo, o al menos invitando a un café, una copa... Nada de nada.Más