Esta pintoresca zona, que fue barrio de pescadores, no puede escapar a su aire de aldea y serviría perfectamente de decorado de una película con su ropa tendida en las estrechas calles, las mujeres mayores que se llaman de balcón a balcón y los viejecillos que, jugando a las cartas en bajos bancos de madera, dejan pasar el día entre charlas y chismes. Los artistas que llenan el paseo con sus estructuras de arena magníficamente detalladas hacen de esta la playa más visitada de la ciudad (aunque los torsos desnudos de los que se ponen a hacer ejercicio también podrían ayudar). Por el delicioso aroma que flota en el ambiente, sabrás que estás en el lugar adecuado para probar uno de los mejores mariscos de la ciudad, así como para degustar una paella, el plato más típico de la gastronomía española.