Fuimos a comer con nuestra perrita a la terraza y como siempre todo muy rico y servicio de lujo. Como digo siempre no se trata de comida gourmet se trata de buena o mala , y esta es de las buenas.
Fuimos a comer con nuestra perrita a la terraza y como siempre todo muy rico y servicio de lujo. Como digo siempre no se trata de comida gourmet se trata de buena o mala , y esta es de las buenas.
Comida casera y de calidad a buen precio, el servixio es excelente y el lugar es muy bonito. Probablemente el mejor sitio de santiago
Sitio que tiene terraza en la parte de atrás que da a una callejuela sin salida que es súper tranquila y maravillosa. La comida está increíble, sobre todo las setas con jamón y nata 😙
Encontrar un sitio para comer en pleno centro de Santiago en agosto es una tarea complicada, así que fue un alivio encontrar este restaurante aparentemente no masificado y escondido dentro del circuito turístico. Digo aparentemente porque, a pesar de que solo teníamos una mesa esperando...por delante, la persona que nos atendió se tomó las confianzas de bromear con la idea de que tendría que preguntarle a su tía la pitonisa si encontraríamos sitio allí. Lo dejamos pasar pensando que sería otro choque cultural más con el que tendríamos que convivir, ya que veníamos de otra parte de España y queríamos hacer el esfuerzo de adaptarnos a las (para nosotros) exóticas costumbres hosteleras gallegas. Tras un breve tiempo de espera en la barra (debimos de caerle bien a la pitonisa), conseguimos nuestra mesa y todo apuntaba a que al fin podríamos saciar el hambre que arrastrábamos tras nuestro duro camino de Santiago en coche. Pero antes de tener algo que llevarnos a la boca tuvimos que hacer frente a otra diferencia. Había oído que en Galicia la gente es de buen comer, supongo que es por eso por lo que nuestra decisión de pedir 5 platos para 5 personas fue cuestionada varias veces, insinuando que nos quedaríamos con hambre y metiéndonos prisa por pedir más comida antes de que cerrasen la cocina. Pero la cosa no quedó ahí, lejos de ello, seguimos siendo juzgados durante el almuerzo. En nuestro grupo había una persona celíaca que había estado consumiendo cerveza sin gluten y que sin embargo hizo de portavoz para pedir de postre una tarta no apta para celíacos que decidimos compartir entre el resto de los comensales. Por supuesto, esta decisión fue cuestionada de nuevo: si antes nos íbamos a arrepentir de no pedir más de cinco platos, ahora el punto de mira estaba en el intestino delgado de nuestro celíaco. Por lo demás, la comida no nos la sirvieron muy rápido (a pesar de la insistencia en que la pidiéramos cuanto antes), y de hecho estuvimos 40 minutos esperando a que saliera una tortilla que claramente se habían olvidado de pedir, por mucho que nuestro camarero nos intentase convencer de lo contrario. Para colmo, se llevaron el pan y el plato de tortilla cuando todavía quedaba un trozo y tuvimos que pedir que nos lo trajeran de vuelta (no saben cuánto nos gusta la tortilla). La verdad es que resulta un poco contradictorio que se nos insinuase que deberíamos pedir más comida, y sin embargo se llevasen nuestros platos todavía sin terminar. Probablemente se percataron de que ya se nos había pasado el hambre de tanto esperar. Sin embargo, le voy a dar cuatro estrellas porque la comida estaba realmente buena, porque estuvo bien encontrar un sitio donde comer después de varias vueltas, y porque nuestro celíaco en efecto tuvo que ir al baño tras la comida. Quizá debería haber hecho caso a las advertencias del camarero. Y sobre todo porque los buenos recuerdos que tenemos en Galicia superan con creces las malas experiencias con la hostelería (o más bien se alimentan de malas experiencias con la hostelería). Más
La carta muy rica, mucha variedad. Nos echamos unas risas con el camarero, muy gracioso. Recomendable.
Raciones bien elaboradas y de cantidad normal. Una terraza agradable en un rincón muy bonito. Precio normal. El personal majo.
Un bar/restaurante a unos 5min de la catedral libre del barullo en el que hay un patio interior acogedor. En cuanto a la carta, muy variada con buenas raciones para compartir y un precio asequible (20€ cada persona aprox). Por otra parte, buen servicio la...comida no tardaba casi en llegar a la mesa y los camareros muy majos a destacar por uno que te trataba como amigo y entre sus chistes y su pasión a lo que se dedicaba, te sacaba una sonrisa. NO ES NECESARIO RESERVAR.Más
Hemos ido a este lugar aconsejados por el guía turístico y hemos comido de maravilla, incluso un camarero nos ha aconsejado que quizás hubiera que quitar algún plato de los que íbamos a pedir por exceso de cantidad de raciones, ya que son muy generosas......Comida muy buena y variedad para elegir. Los precios, también muy ajustados... Volvería sin pensarlo!!!Más
Fuimos un día de diario y tuvimos la suerte de tener mesa, porque no se hacen reservas. El lugar está lleno de encanto, la terraza en la que comimos se encuentra en una peauena placita del casco viejo de Santiago. La comida es deliciosa y...la carta es muy variada. Pedimos varios platos, las raciones son generosas y no se hacen esperar. El servicio nos pareció excepcional, nos atendió un camarero, Iván, de esos que disfrutan con su trabajo, profesional y divertido a la vez, nos supo aconsejar y nos hizo disfrutar de la comida. Con gente así, literalmente da gusto!Más
Bar de tapas con buena comida, la atención del personal increíble, bastante buen precio, y la ubicación estupenda, un rincón de santiago entre callejas, de hecho estuvimos dos veces.