Lo descubrimos por casualidad y nos pareció un sitio genial. Ambientado como una calle con puestos de Street food con luces de neón y el típico olor de los woks y las planchas cocinando todo delante de ti. Cuentan una mesa corrida central y un..."comedor" con el techo acristalado simulando un patio. El sistema de buscas para avisarte desde cada puesto cuando está listo tu pedido está muy bien pensado. Y además la comida está riquísima!!!! Si os gusta la comida asiática no os lo perdáis Nosotros volveremos cada vez que vayamos a Madrid.Más