No solo la comida es importante cuando visitas un restaurante y, en éste caso, la buena comida quedó eclipsada por el excesivo ruido, pese a la escasa ocupación. Música demasiado alta, el camarero hablando muy alto (desde donde estuviera, la barra, la mesa que estuviera...atendiendo) a los clientes que entraban, y lo peor, un/a niño/a correteando y gritando sin que sus padres, en una zona sin mesas, hicieran nada. Poco antes de irnos, entraron otros clientes, habituales, por el trato con el camarero, con otr* niñ*. Aquéllo parecía cualquier cosa menos un restaurante.
Lástima, porque la comida estaba ricaMás