A veces no se trata del mejor producto, servicio, cocina o sala. Tampoco de innovación o sorpresa. A veces se trata de un sitio tranquilo donde te sientas querido, donde comas comida sencilla, con un producto simple pero cuidado y una cocina donde se saborea...el amor. Es como llegar a casa de la abuela, preguntarle qué ha hecho para comer y sentarse a que te cuiden. Cocina vegetariana, agua del grifo para beber, taburetes en mesa compartida... Pero sintiéndote mimado. Sábado, menú 11 euros, sopa deliciosa y casera, burrito riqusimo, parrillada de verduras casera, cus cus. Tartas caseras, nada industrial. Todo a mano, todo fresco. Como comer en casa de la abuela.Más