Domingo del último fin de semana de agosto. Mi pareja y yo nos presentamos para comer en el Daily del Restaurante Casa Manolo sin reservar aunque no está lleno, hay sitio.
Del menú, para dos de los tres platos principales y para la opción vegetariana...se tenía que haber reservado antes, si no nos indicaban lo contrario cosa que no ocurrió. Pedimos entonces el menú degustación de seis platos con una sola opción de principal. Hasta aquí todo normal.
Empieza el servicio. Traen las bebidas y luego nos sacan tres primeros platos juntos, y el metre tras hacer ademán de irse se vuelve y nos los presenta. El cuarto plato llega justo a tiempo, aunque ya no nos presentaron este plato ni ninguno de los siguientes.
El quinto se demora un poco aunque para nada excesivo rompe el ritmo del pase. Durante la espera se nos acaban la bebidas y queremos pedir otra, nos es difícil ya que atienden a las mesas colindantes a la nuestra que parece no existir. Aprovechamos cuando vinieron atraer el quinto para pedir las bebidas. Está recién sacado de la cocina, muy caliente y crujiente. Enseguida traen el sexto, también riquísimo. Las bebidas no llegan, están puestas en la barra pero no llegan. Esperamos a que las traigan para acabar de comer. Se habían olvidado de nuestras bebidas, a veces pasa, pero al final se da cuenta y nos trae las bebidas. Una en cada mano, sin bandeja...
Ya podemos seguir comiendo, de hecho casi en compañía de las bebidas el metre nos trae el principal aún con el quinto y sexto en la mesa. Quién dijo marcar tempos a la cocina.
El postre sale a tiempo. El brownie exquisito pero por lo visto se había acabado el helado de vainilla y lo cambiaron por chocolate. Chocolate con chocolate. Y digo por lo visto porque es una suposición mía, nadie nos presenta ningún plato desde hace rato cómo ya dije.
Se acaba el postre y pensábamos tomar café. Esperamos y esperamos, y cómo tardan tanto al final desisto y pedimos la cuenta desde lejos con una seña. Qué remedio! Y cómo quería pagar con tarjeta claro había de venir alguien con el datafono así que me canso de esperar y al final me voy al ordenador y pido amablemente a un camarero, un runner del restaurante, si me puede cobrar. Cuando vuelvo a mi mesa del extremo del Dayli donde me esperaba mi pareja veo que el camarero le indica al metre que ya he ido a la barra a pagar. Este nos mira de reojo y (espero que por vergüenza) nos da la espalda mirando al interior de la cocina y así nos marchamos sin que nadie se despida de nosotros.
Creo que cuando alguien va a un lugar de esta categoría no solo espera comer bien, espera además estar bien servido, una buena atención.
Un último detalle, la base de la copa de mi primera bebida tenia un golpe, nada importante, pero el plato del postre de mi pareja, que también era de cristal, igual y ese era bastante más visible.Más