Toda una sorpresa para bien.
Nos atendió un chico joven bastante pizpireto, que nos fue guiando sobre los usos y costumbres del restaurante. No hay muchas mesas y para mi gran agrado los camareros, sin estar ociosos, parecía por una vez que no estaban al...borde del colapso. Ambiente tranquilo a pesar de estar el local lleno.
Lo primero, hay que llegar a la hora: 13.30. Antes de eso no te sirven ni una cañita de cerveza, y te piden que esperes fuera. Me parece un error, porque en los alrededores no hay nada y dejar a tus clientes en la calle (y hacía fresquito) no me parece lo más óptimo. La primera en la frente, pero por suerte remontaron el vuelo con rapidez...
El objetivo era que tres amigos se zumbaran un cocido, mientras me resignaba a pedir sopita de cocido, que es lo único que tolero (toleraba). La carta es más bien escasa: o pides los guisos con antelación, o bien te comes un chuletón o solomillo. Prácticamente, quitando ensaladas, no hay nada más. Ni menos. Aunque esto puede asustar de primeras, lo suplen con una notable calidad en el producto. Confían en lo que hacen, y lo hacen bien.
Quiero dejar claro que el cocido nunca me ha agradado, gusto heredado de mi madre, aunque me encanta la sopa de cocido. Hoy por primera vez he cogido el cucharón y me lo he metido a doble carrillo. Estos garbanzos eran mantequilla pura, como los judiones bien preparados que me encantan. Este extremo lo confirman mis tres adláteres: engullían garbanzos y sopa como si llevaran dos semanas sin comer, y se deshicieron en elogios hacia las legumbres.
El condumio es de calidad y correctamente separado, y como digo en mi inexperta opinión, riquísimo.
Yo, cobardemente, me había pedido un solomillo, a pesar de que por mi aspecto el camarero supuso que era de buen yantar, y me recomendó más bien un chuletón de brontosaurio estilo Pedro Picapiedra; pero me mantuve en mis trece, y creo que con acierto: con lo que piqué de los restos de los garbanzos y el tiernísimo solomillo tuve más que de sobra. Una delicia de carne.
Para finiquitar la tarde, pedimos unos postres caseros que de nuevo tengo que destacar: ligeros y hechos con mimo. Muy recomendable dejar un huequecito para ellos.
La receta final: unos muy aceptables 45€ por cabeza tras haber pedido entrantes (ante el horror del camarero, que pensó que estaba ante míticas gargantúas), una botella de vino, cuatro postres, el cocido y el solomillaco. Relación calidad precio excelente, especialmente en la sierra donde hay mucho restaurante con ínfulas.
Volveré con nuevas tropas, no me cabe duda.Más