Según comentario popular era visita obligada en el Hierro para comer . Cual es nuestra sorpresa que tras sentarnos tenemos visitantes en el comedor, si si ...,no era la Tuna contándonos una ranchera , eran ratoncitos que danzaban a nuestros pies. Tras avisar al camarero..., movió una maquina y una mesa y al no verlos continuó con sus labores. Tras los entrantes decidimos irnos y su detalle fue pasar la factura al completo . Recomendación... llevar gatito.Más