Adelanto que no es la opinión habitual que suelo hacer sobre un sitio y que la verdad, es incómodo tener que detallar estas cosas, pero hay veces que dices, esto no lo paso.
No llegamos a catar y probar la comida del sitio (que prometía)...y ahora explicaré el porqué:
Entramos sobre la hora de cenar, a tapear algo, como todo el mundo, y la experiencia fue desagradable y terminamos por decidir marcharnos sin pedir nada de comer......por el camarero de la barra.
Llegamos, pedimos en la barra dos vinos. No nos pregunta si queremos algo de comer ni nos acerca la carta aunque obviamente nos oye hablar de qué queremos de tapa, miramos lo que hay, etc.
Tampoco hay un QR a la vista, y ojo, que es una barra y bar minúsculos, no penséis que es una barra de esas kilométricas con 4 camareros y mucho ruido ambiente.
En todos los bares de Teruel (ciudad), unos 5 que visitamos ese par de días que estuvimos, nos trajeron la carta de forma natural, sin pedirla, o nos dijeron que leyésemos el QR, como esperando y animando a pedir algo de comer (a buen entendedor...)
Se nos ponen a apilar los platos sucios de otras mesas y al ajetreo de limpiarlos a 30 centímetros nuestro.
En esas que una clienta, que ya estaba de antes comiendo y tomando algo, le va a pedir algo más y al tío no se le ocurre nada mejor que decirle de forma cortante, que si se dirige a él que se suba la mascarilla. Lo hace de forma tan borde, que todas las conversaciones que había, se callan del corte que le pega. Todo el ambiente, echado a perder. Como digo, es un bar muy pequeño.
Por supuesto que al pedir en la barra hay que ponerse la mascarilla, y cumplir todas las normas COVID. No se trata de eso, sino de las formas. Todos hemos visto muchas formas de decir que te la pongas, pero desde luego esa forma estilo "usted se me pone la mascarilla cuando se dirija a mí", pues como que no es la mejor.
Al minuto entra otra persona que directamente tira hacia arriba de las escaleras y el tío le suelta un "oiga, quiere algo? a donde va?" Otro corte de aúpa. Resulta que era extranjera la persona y le intenta decir algo en inglés señalando al piso de arriba. Única respuesta del tío (estilo seco y "mira, no me marees"), "no te entiendo". Al final, obviamente, la extranjera se marchó a gastar su dinero a otro sitio.
Nosotros después de eso, apuramos los dos vinos y no dijimos ni adiós. Una pena, porque en general, toda la atención en Teruel es muy buena y atenta, pero el tío ese de ese bar, pues bueno, lo dicho.
Repito, los pinchos, raciones, etc, es cierto que tenían muy buena pinta, pero no se trata sólo de comer, sino de disfrutar, estar a gusto y de no estar temiendo que el de la barra te meta un corte....Más