“No quiero estar todo el día repitiendo lo mismo, quiero a uno arriba a a otro abajo. No me contéis vuestra vida”.
Cuando un sitio lo tiene casi todo para gustar de una manera más o menos obvia (una construcción bonita en un lugar privilegiado...con unas vistas que son una apuesta segura), la verdadera excelencia está en los detalles. Lo demás no tiene ningún mérito porque más del 50% lo pone el entorno, y parte del resto una carta que, si bien no es brillante en calidad ni en precio, es más que correcta.
Sin embargo tener que escuchar desde nuestra mesa a lo que supongo será un encargado o jefe de sala hablar de esa manera, con desprecio y malas formas, a un grupo de camareros que se desloman bajo el calor mallorquin para hacer tu estancia más agradable con una amabilidad y servicio impecables, es como poco desagradable.
Decía un antiguo compañero mío de trabajo que “si quieres hacer un tontito, dale un carguito”. Ojalá quien corresponda pueda tomar nota y empiece a dirigirse a los camareros con mayor respeto, y si no es capaz de hacerlo al menos tenga la delicadeza de no vomitar sus exabruptos delante de todos los clientes.
En los detalles está la diferencia. También, o sobre todo, en los humanos.Más