Un local tradicional y encantador para disfrutar de la tradicional langosta de Menorca si no hubiésemos tenido la mala suerte de que el arroz estuviese extremadamente salado. Los entrantes estaban excepcionales. El arroz con langosta saladísimo. Iban 4 niños q por suerte comen de todo...( la carta en absoluto adaptada a paladares infantiles, lo cual ya nos habían advertido al realizar la reserva)y bautizaron el arroz como “piedras de sal del Himalaya “. Nos lo acabamos por el precio y estamos francamente arrepentidos de no haberlo dicho en ese momento.Más