El sitio en si es precioso, sobre todo de noche. El servicio, ni fu ni fa, los camareros simpáticos, y un poco abrumados por la cantidad de servicios que tienen que dar. Los cócteles ricos, los helados normales, y los batidos, caros, muy, muy caros...para lo que son, bastante cantidad, pero hechos con leche del tiempo, con lo cual conservan el fresquito del propio helado que lleva, detalle que lo desvirtúa. Aún viniendo bien servido, 8 euros por un batido me parece fuerisimo de mercado, no repetiría.Más