De nuevo en Asturias, en Gijón, pasando unas semanas de vacaciones para conocer sitios a los que aún no habíamos podido ir.
Uno de los días que amaneció gris cogimos el mapa en casa para decidir adónde ir y dónde comer. Nos apetecía acercarnos a...los Picos de Europa, y ése parecía un buen día por suponer que habría menos turistas debido a la falta de sol. Y para comer… bueno, tenía anotado desde hace tiempo ir a Casa Alfonso, todo eran buenos comentarios pero nunca nos pillaba a mano. Así que subimos al coche, y hacia Bulnes.
De camino llamé para confirmar que estaba abierto (son malos tiempos para muchos) y reservar mesa para los tres. Hubo suerte. También me anunció unos pocos platos y me preguntaron qué íbamos a comer. Supongo que me notó algo desconcertado por la pregunta, porque me explicó que no tenían carta y que cada día había unos platos diferentes para comer. Tortos como plato fijo, y después arroz, fabada, cabrito, pollo… y poco más. Me dio una muy buena impresión, aunque no sabía nada más sobre el local.
Después de hacer una pequeña ruta en coche por ese paisaje tan espectacular, nos acercamos a comer y ya entendí algunas cosas del restaurante: Cami, la propietaria y cocinera, es “Guisandera de Asturias” con algún galardón a sus espaldas como vi en algunas fotos del local. Ya estuve seguro de que íbamos a comer bien. Además, charlando unos minutos con ella me explicó que nunca recalentaba la comida, jamás, y que por eso prefería cambiar los guisos a diario para garantizar su calidad, a excepción de la fabada, por supuesto. Me dijo que respetaba mucho a los clientes que recorrían tantos kilómetros para ir a comer allí, y que se merecen que les cuiden con la comida. No supe qué decirle, la verdad.
Comimos, todo ello de menú del día:
Tortos con cabrales y picadillo para los tres como inicio. Extraordinarios.
Arroz con pitu, meloso, como lo solía hacer mi suegra asturiana en casa, con mucho sabor. Nos encantó, sobre todo a mi hija.
Fabada. No lo había pedido de antemano, pero le pedí si podía probarla (la fabada es mi perdición) y me pareció muy muy muy buena.
Cabrito guisado. Tierno y guisado con cuidado, buenísimo.
Flan de queso. A mi mujer y mi hija les encantó.
Tarta pasiega. También les encantó. Yo no pude probar los postres porque había comido más de la cuenta.
Y para beber, agua y un Rioja rico. Ontañón crianza.
Todo esto nos costó 64€. Si me hubieran cobrado 100€ habría salido igual de contento. Acabé enamorado del sitio. Y volveremos siempre cuando estemos por aquella zona, ya grabé su teléfono en mi agenda.
Y ahora una reflexión. En mi perfil de TripAdvisor se puede ver que trato de ser objetivo con los sitios que me merecen una crítica, sea buena o mala. De muchos sitios ni escribo porque no merecen lo uno ni lo otro. Y se puede ver también que suelo ir sobre todo a sitios de precios altos y medios. Aprecio la buena comida y la buena atención.
Pues bien, este sitio se merece una calificación excepcional sólo por mantenerse abierto en una aldea que está al final de una carretera estrecha a algunos kilómetros de los sitios más turísticos.
También se merecería una calificación excepcional por la entrega de su cocinera, Cami, mujer de fuerte carácter y de una gentileza enorme. Lo primero para ella son sus comensales, no entiende otra forma de hacer. Los clientes que estuvieron el mismo día que nosotros llevaban yendo años allí, y todavía se les veía sonreír mientras probaban los platos. Gran mujer y cocinera, Cami.
Y también se merecería una calificación excepcional este local por no tirar la toalla. Me explico: no hay cobertura móvil, tienen una conexión en la aldea precaria que no soporta dar wifi a los clientes porque entonces se queda sin teléfono. Cuando se les llama por teléfono para reservar es probable que se corte o que se oiga fatal.
Hoy en día existen medios técnicos con muchísimo menos coste que antes para paliarlo. Como “Casa Alfonso” existen miles y miles de personas en toda España que están esperando el “milagro” de que los políticos se acuerden de ellos, de que no les obliguen a cerrar, de que les den una gota de oxígeno. Y es que al final la sociedad no necesita 1Gb de fibra óptica en cada domicilio, sino ser más solidaria con los que están aguantando en estas zonas recónditas a lo largo y ancho de todo el
mapa de España. Tenemos una geografía de una belleza enorme, y estos negocios ayudan, y mucho, a que se sigan conociendo estos lugares de paisajes tan increíbles en este caso de Asturias.
Animo a todo el mundo que sale de turismo a investigar y probar este tipo de restaurantes. Seguro que en muy pocas ocasiones saldrán decepcionados.
Muchas gracias a todos los propietarios que, como Cami, aguantan con uñas y dientes.Más