Ciertamente, Mikonos es un destino top, siempre está de moda, tiene buenas playas, es una escala habitual de los cruceros. Ideal para le gente que busca playa y fiesta. En agosto está superpoblada y es carísima, como ya te han comentado los y las colegas de foro, pero ya se sabe: ¿dónde va Vicente…? Y Paros, en palabras de una chica de la isla que conocí el año pasado (gestiona una Reserva Natural de Mariposas, una de las mejores visitas de la isla), “se está convirtiendo en una nueva Mikonos...”.
En fin, te mando una reseña que hice de Naxos, por si te puede servir…
Naxos —la más grande de las Cícladas— es una de las islas más interesantes y bonitas del Egeo central. Es bastante turística (tiene excelentes playas de fina arena), sin llegar a los extremos de Mikonos o Santorini, aunque el visitante todavía puede descubrir en su interior parajes muy auténticos. Tal vez uno de los mayores atractivos de Naxos —playas al margen— es la diversidad de posibilidades que ofrece: paisajes pintorescos, pueblos costeros y de interior con carácter, restos arqueológicos (como las grandes estatuas de piedra del período arcaico, los llamados kuroi), capillas y monasterios bizantinos, ruinas de fortalezas medievales y, por supuesto, el dulce kitron, un licor de limón que en su día fue muy popular en Europa. Para conocerla en profundidad hacen falta 4 o 5 jornadas.
La capital, Chora, si bien cuenta con numerosos establecimientos turísticos, es una de las ciudades más bonitas del archipiélago. El pórtico del templo de Apolo (único elemento que resta del antiguo santuario e imagen emblemática de la isla), los museos (Arqueológico, Bizantino y Veneciano) pero, sobre todo, el casco antiguo (con una red de callejuelas construidas en estructura laberíntica para despistar —desconozco sin con éxito o no— a los piratas que solían incursionar por estos parajes), las mansiones señoriales y los restos del “kastro” que domina la ciudad, todo ello aporta un encanto especial a Chora.
Los amantes de la playa encontrarán en la costa suroeste un paraíso del baño, del bronceado y del windsurf (el viento, a veces, sopla con fuerza). Eso sí, en los últimos años estos parajes no han escapado al boom inmobiliario y largas playas equipadas con todos los servicios conviven con caletas poco visitadas (curiosamente, cuanto más al sur uno se desplaza, el litoral se vuelve más salvaje, sin apenas construcciones). Las playas más concurridas son Agios Georgios, Agios Prokopios, Agia Anna; más al sur Mikri Vigla (lugar preferido de los windsurfistas) y Kastraki, preciosa pero con frecuencia azotada por el viento; las todavía más meridionales Agios Ioannis, Alyko y Agiassos tienen fama de ser de las más bonitas de la isla.
La fértil llanura de Tragéa, plagada de olivos, pueblos ganaderos (cabras y ovejas), capillas bizantinas y torres venecianas, es una excursión de lo más recomendable. Destaca la preciosa población de Chalqui, antaño capital de la isla, con sus orgullosas mansiones neoclásicas, sus pequeños cafés y su destilería de “kitron” (licor de limón tipico de Naxos). Filoti, por su lado, es una rica ciudad agropecuaria de blancas casitas adosadas a la montaña repleta de cafés, tabernas y tiendas, reputada por sus parrilladas de carne de cordero y de ternera.
Esparcidas por toda la llanura, y a veces difíciles de localizar, un rosario de iglesias bizantinas bien conservadas (Panagia Drosiani, la más grande, Agios Georgios Diassoritis, Agios Antonios, Panagia Damiotissa, Agios Ionnis Theólogos...), que presentan bellos frescos y características arquitectónicas muy notables.
Para los más valientes, el ascenso al Monte Zas (1.001 m. de altitud), partiendo de la capilla de Agia Marina, es una experiencia que vale la pena por las maravillosas vistas sobre la isla y sobre todo el archipiélago (excursión de baja dificultad, calcular unas dos horas entre la subida y la bajada desde el aparcamiento).
Al sur de la llanura de Tragéa, Sangri es un pequeño pueblo rural compuesto por tres barrios separados (el más interesante, Ano Sangri, el superior): no hay que perderse sus tranquilas callejuelas y el monasterio fortificado d’Agios Eleftherios. A 3 kilómetros, en un paisaje de olivos y cipreses, encontramos un muy bien acondicionado recinto arqueológico con los sugestivos restos del templo de Deméter (el museo es también muy interesante).
Saltando a la costa oriental, y avanzando a veces por pistas (transitables), nos ofrece varias actividades de interés: visitar el monasterio fortificado de Fotodotis, estratégicamente situado y que alberga una bonita capilla con un iconostasio de mármol blanco; recorrer el litoral salvaje con varias playitas de arena fina y aguas cristalinas (Psili Ammos, Panormos, Moutsona, etc.); o pasear por Aspiranthos, ya en el interior y a 680 m. de altitud, en el que sobresalen sus calles pavimentados con mármol, dos torres venecianas, sus mansiones neoclásicas y sus placitas sombreadas (tiene también tres amenos museos: el Arqueológico, el Folklórico y el Geológico).
Al este de Chora, en el exuberante valle de Melanés, cubierto de naranjos, limoneros e higueras, yacen los “kuroi” (grandes estatuas arcaicas de piedra o mármol) de Flério y Potamia.
En el norte de Naxos, varias excursiones muy recomendables: Kóronos, un pueblo auténtico de montaña (de economía minera), en el que sobresalen el laberinto de calles en desnivel repletas de flores, la agradable plaza anexa a la iglesia de Agia Marina* y los restos del “kastro” veneciano; Apóllonas, un encantador pueblecito de costa situado en una bahía cerrada en un extremo por un acantilado y por el otro por un pequeño puerto, ofrece varias tabernas y cafés, una playa de arenas y guijarros, y —encima del pueblo— un tercer “kurós” de mármol; las ruinas de la torre señorial de Agia, rodeada de plataneros y, bajando por un sendero, de las celdas de un antiguo monasterio, de capillas y de una fuente de agua fresquísima; y la bahía de Abram, con una bonita playa de arena y guijarros y una animada taberna en la que es frecuente la música en directo.
Y, para finalizar, una anécdota mitológica curiosa: el héroe Teseo, después de rescatar a la bella Ariadna del laberinto del Minotauro en Creta (y de matar al propio Minotauro), de vuelta a Atenas abandonó en Naxos a la bella princesa... ¿Porqué lo hizo? Nadie lo sabe…
* En esta pintoresca y sombreada plaza no podemos obviar la Taberna de Matina & Stavros, un local familiar de trato excelente y de comida casera (atención a la moussaka) todavía mejor: ¡de las más recomendables de la isla!