El pasado sábado día 7 acudimos mi padres y yo (tres personas) a comer a Sents. La decoración es muy armoniosa y la estética equilibrada y sobria: temperatura perfecta, luz tenue y acústica que permite mantener conversaciones en un tono de voz normal. El servicio es atento, amable y servicial sabiendo dar al cliente su espacio. Además, parecen disfrutar de las explicaciones de los platos y esto ayuda a dejarse llevar y sorprenderse por el menú. Pedimos el menú de 12 pases sin maridaje de vinos (en su lugar pedimos una botella de Coto de Hayas Fagus y previamente un vermut exquisito). El número de platos y su cantidad son acertados. Todo los platos del menú sorprenden, están deliciosamente presentados y en ellos se puede apreciar tanto el estudio previo como la mimada elaboración del momento. Disfrutamos muchísimo ya que todos los platos nos parecieron exquisitos, a destacar (i) el embutido d’ontinyent (ii) la remolacha (iii) el lechazo y (iv) el chocolate. Al acabar la comida los hermanos Prieto salieron a saludar e interesarse por nuestra opinión algo que humaniza mucho la experiencia en restaurantes de este nivel. En definitiva fue todo un placer comer aquí y esperamos repetir pronto.
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