Viajé a Turégano por motivos profesionales con otros compañeros y tuvimos la oportunidad de vivir en esta casa rural, que fue nuestro hogar durante cinco semanas. Es nueva, luminosa, espaciosa, con zonas comunes muy agradables como la gran mesa que acompaña a la cocina o el fantástico patio. Los muebles y la casa están fabricados y decorados por el dueño cuidando cada detalle. Dispone de todas las comodidades necesarias en un hogar, menaje, electrodomésticos, una chimenea que permitirá descansar y ensimismarse en los fríos inviernos segovianos…
Y el amplio patio, en el que se puede aparcar el vehículo, acoge una preciosa huerta, la compañía de gallinas y conejos que habitan el gallinero y una zona para comer y preparar una magnífica barbacoa. Sólo por la generosidad, atención y ayuda del propietario está justificada la estancia en esta casa que enamora, al igual que no dejan indiferentes el entorno y su misterioso Castillo.