Tomate aliñado, cordero asado y vino de la casa. Así de sencillo para una sorprendente calidad y precios que hacen sin duda de este restaurante un sitio donde volver.
La calidad y atención del servicio, la acogida del dueño, que se acercó a charlar con nosotros para ofrecernos humildemente su casa e interesarse por nuestro disfrute....cosas de ésas que van siendo cada vez más raras pero que agradecemos infinito y, por supuesto, un cordero que era absolutamente delicioso. También hay cabrito y cochinillo, pero llegamos tarde y el cochinillo se había terminado. Otro día volvemos a probarlo :)
Raciones generosas y calidad en la sencillez de un local que no es muy grande pero que es un auténtico tesoro.
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