Cuando decides reservar este hotel y echas un vistazo a la web (edificio, zonas comunes, habitaciones ...) las expectativas son altas, pero la realidad es otra.
Si bien exteriores, ubicación, edificio mantienen la línea de lo anunciado, la habitación es más propia de un hotel de 3 estrellas que de uno que se anuncia como hotel boutique.
La habitación que se nos asignó estaba en la planta baja, junto al restaurante lo que ya induce a pensar que de tranquilidad nada. Si además añades que el baño es oscuro, la ducha minúscula,( por cierto sería de agradecer que restauraran la silicona y le quitaran el moho), ni una balda para dejar los útiles de aseo, la moqueta de la estancia deteriorada y más áspera que un felpudo, las vistas a un patio interior de viviendas lo que además de hacer de la estancia un sitio con poca luz añade estar oyendo voces, ruido de platos, lavadoras, etc ... Pero lo peor no es eso (y ya es para nota), es que ni una sola noche ha sido tranquila. Comenzamos la primera noche con el vecino de habitación hablando al móvil a gritos hasta las tantas, continuamos la segunda con niños correteando por el pasillo, la tercera con ruidos de un máquina que resultó ser la de otro vecino de habitación que inhalaba vapores a las 12 de la noche, la cuarta una celebración en las zonas comunes .... vamos horrible.
La nula insonorización de las estancias, el hecho de estar junto al restaurante y otras particularidades aconsejan llevar somníferos si quieres descansar. Desconozco como serán otras habitaciones pero la nuestra no la aconsejo a nadie, ni por situación, ni por decoración (más antigua que el hilo negro), ni por limpieza de moqueta, ni por calidad del sueño, ni por sus vistas y menos por el baño (con menos luz que una cueva).Una sugerencia más: cambien el ambientador con el que perfuman las habitaciones. Lo único que salva al hotel es la situación y el edificio singular en el que se sitúa.