Casi dos semanas que al final se nos hicieron cortas. Casa muy comoda y practica con un pequeño patio para desahogo de un torbellino de 1 año. Vistas estupendas al mar. El pueblo tranquilo y con un playa impresionante. Muchas gracias por todo Lola y Tango. El elemento se sigue acordando mucho de vosotros.
La situación de la casa es prácticamente inmejorable, a apenas 5 min andando de la playa. Goza de unas vistas impresionantes, sobre todo al añochecer, cuando puedes disfrutar de los colores rojizos y anaranjados de la puesta de sol sobre el mar. La casa es muy espaciosa y muy funcional, con una cocina perfectamente equipada.
Mención especial para la propietaria, Lola, que ta acoge con los brazos abiertos y está siempre disponible para ayudarte y aconsejarte; además de ser una gran conocedora de la zona dispuesta a proponorte siempre el mejor plan. Además es una persona super interesante a la que merece mucho la pena ir descubriendo a lo largo de la estancia.
Esta claro que si volvemos por esa zona no dudaremos en volver a alojarnos en A Caracola ya que ha sido una experiencia inmejorable, además de poder volver ver a Lola.
La casa tiene unas vistas increíbles y estaba en excelente condiciones. Todo limpio e impecable. Estuve muy cómoda.
Lola es muy amable y una excelente anfitriona.
Cumplió todas nuestras expectativas, con vistas al mar y al pueblo, donde disfrutamos de magníficas puestas de sol o simplemente de los cambios del mar y el cielo, la sensación relajante de dormirse y despertar con el oleaje del mar. Estaba a escasos minutos andando de la playa, que tiene un gran paseo bordeando toda la costa de varios kilómetros, céntrico para poder visitar los alrededores (Coruña, Baldaio, Aquapark Cerceda, Carballo, Malpica..), el apartamento equipado con todo lo que se pueda necesitar y más, cómodo, acojedor; y no me puedo olvidar de la mejor anfitriona, Lola, persona entrañable y divertida, siempre pendiente de que no nos faltara de nada(hasta preocupada si llegábamos tarde), hizo que la estancia fuera más amena junto con el pequeño Tango, cariñoso y paciente que soportaba los achuchones y los habituales gritos de reprimenda de Antía (la terrible FifíII). Gracias por todo, a ver si nos vemos pronto.