Vinimos varias veces a visitar a Olga.
La casa muy bonita, con detalles antiguos (que bañera !), el entorno excepcional, esta en el medio de un parque natural, se puede salir de la casa y andar 5 horas para subir a la cumbre, y volver, sin cruzar ningun coche (claro, solo con senderos).
La vista de la terraza increíble, con las tres coronas encima.
Para los peques estupendo por los animales y los paseos.
Olga es un sol, conoce todo el entorno (los cromlech o restaurantes tipicos por ejemplo)
Y en bonus, vende productos tipicos del pais vasco de elaboracion propia, no te lo pierdes.
Si vas, vas a repetir :)
Oso gustura egon giñen, lau lagun,bi urtekin umearekin. Etxera heldu eta Olgak egindako ogi bikaina zegoen sukaldeko mahaigainean. Detailera zegoen dena. Aiako Harrien babesean dago lekua eta bertatik minen ondotik pasatzen den ibilbidea pasatzen da. Okak hazten dituzte eta jaten ematen laguntzen uzten dute. Errepikatzeko modukoa.
Buena gente. Todo estaba al detalle. El lugar es mágico, está al amparo de las Peñas de Aya. Cerca hay un camino que pasa por encima de las minas. Crían ocas y venden sus productos, excelentes. Buen lugar para ir con niños/as, en contacto con la naturaleza.
La casa es muy bonita en un entorno precioso de montaña. Desde la terraza tienes unas vistas increíbles y los alrededores merecen la pena visitarlos. También hay patos y ocas que hacen que para los niños sea un sitio entrañable
La casa dispone de todo lo necesario para sentirte como en casa, con unas vistas maravillosas desde la terraza donde poder relajarte y disfrutar de la naturaleza allí mismo sin coger el coche; alrededor de la casa corretean gallos, gallinas, perritos (como Valentin, caramel y mallorca) ocas, ovejas, etc, puedes hacer caminatas desde la casa y bañarte en las pozas del rio, en fin, una gozada, a parte tienes la posibilidad de visitar pueblos preciosos de alrededor y está muy cerca de San Sebastian. Los propietarios muy majos, entrañables, como Aia, y atentos a todas la necesidades que puedieran surgir, sin duda, volveremos, solos o en familia.
Momotegui, para los adictos al turismo rural, sólo puede calificarse con un 10. De lo que se ve en fotos, no hace falta comentar nada. hablan por sí solas: un entorno inigualable, aislamiento, confortabilidad, funcionalidad, decoración que combina elementos antiguos y modernos, ... De lo que no se ve, decir que Olga y su hija Aia son un ejemplo de profesionalidad y proximidad a la vez, que ofrecen una vivienda limpia y confortable, que tratan con amor a todo animal que convive con ellas: ovejas, perros, ocas, patos, gallinas, ..., proporcionándoles todo aquello que precisan, con respeto a su libertad y naturaleza.
Olga ha conseguido crear un conjunto nada artificial, humano y auténtico, para que cualquiera se sienta como en casa.... pero lejos de su casa. Para amantes de la naturaleza.
Gracias por todo.