La amabilidad de los propietarios y la tranquilidad del entorno así como la calidad de los productos de la cena y desayuno son motivos más que suficientes para visitar este pequeño remanso de paz para los amantes de la naturaleza. Sin tele ni apenas cobertura te obliga a desconectar de las prisas de la ciudad. Imprescindible visitar el mirador del cañón del Ebro a pocos kms de distancia.
La insonorización entre habitaciones no es del todo buena y la wifi solo se pilla en el comedor. Si tienes problemas de movilidad o no sabes vivir sin cemento no es un alojamiento adecuado.
- Wifi gratuito
- Restaurante