Volvimos a Molino del Canto después de años de no volver por circunstancias personales, lo recordaba con cariño , y a si fué , la zona es tan maravillosa, tranquila,bella y lejos de todo, Javier, Valvanera y como no Carlota son personas cordiales, amables, naturales, las personas adecuadas para llevar un lugar como aquel, desayunos y cenas buenisimos, habitaciones muy agradables y limpias, y la experiencia de observar pájaros nos encanto, nunca lo había vivido, muy recomendable. No puedo decir nada mas que recomendarlo. Besitos sobre todo a Carlota y sus piedras pintadas. volveremos como no. Muchas gracias hasta pronto.