Nuestra estancia se estropeó notablemente por la presencia de cucarachas en la casa. Matamos doce a lo largo de la semana: en la cocina, en las habitaciones y una, incluso, se encontraba en el cajetín de la lavadora por donde se vierte el detergente. El propietario había dormido en la misma casa justo la semana anterior a nuestra llegada. Se mostró sorprendido por la presencia de cucarachas, que achacó a una plaga. La solución que nos dio (que comprásemos Cucal) no sirvió de mucho. Siguieron campando a sus anchas. Cada vez que llegábamos por la noche a la casa debíamos revisar todas las habitaciones y dedicar un rato a cazar cucarachas. Es la primera vez que me ocurre algo así. Me dio por pensar si las obras que había justo en la casa de al lado podían ser el motivo, pero los vecinos nos dijeron que no tenían un problema similar. Por lo tanto, fumigar a principio de temporada o cada cierto tiempo sería imprescindible.
Otros detalles que serían mejorables: no había cubiertos suficientes (había cucharas soperas de plástico, algo impropio por una estancia por la que pagas 2.000 euros a la semana), había sábanas con manchas, una cafetera italiana tenía moho, un abrebotellas no funcionaba, había un avispero en la valla de madera que separaba la casa de la del vecino…
Afortunadamente, la parte exterior de la casa, con su piscina, compensó en parte el disgusto. Pero, desgraciadamente, no sería un acicate suficiente para volver.