Desde el año 2008, exceptuando el año 2010, vamos todos los veranos, siempre en agosto. Hace tres años que cambió de dueños, y Martial y Pascale han renovado todas las habitaciones, han mejorado las instalaciones, pero han seguido manteniendo lo que para mí es lo mejor del hotel, el desayuno. Te lo sirven ellos en tu mesa, zumo de naranja natural, fruta, yogur, compota, mermeladas caseras, mantequilla, pequeña bollería recien horneada, bollo casero, pan, y cafe, chocolate o infusiones. Es delicioso desayunar en el jardín.
Martial y Pascale son encantadores, él habla algo de español, además de inglés, ella sólo inglés.
Tiene piscina y jardín con tumbonas. Parking gratutito dentro del hotel. Muy pocas habitaciones lo que hace que sea un hotel donde se respira la calma y la tranquilidad, al estar en el interior, pero ideal para después ir a las playas de Bidart o Biarritz, que están a 5 - 8 km.