He ido dos veces y son muchas las cosas que me gustan:
Es un sitio acogedor, la decoración es preciosa, la atención del personal es inmejorable: te aclaran cualquier duda de la carta con mucha amabilidad y, algo que para mí es importante: a los niños (tengo dos nenas) los tratan con mucho cariño y paciencia; parecerá lo anterior una tontería pero para mí no lo es.
En cuanto a la comida: todo está buenísimo! Probé unos raviolis rellenos de setas y mollejas, croquetas, cuajada de hongos, sardinas... todo muy rico. Y los postres, por favor! La tartaleta de chocolate y la crema chantilly... todo 10 puntos.
Es un lugar muy completo: las instalaciones, la comida, la atención. Es imprescindible si estás por la zona. Una visita a una bodega en Haro y luego comer o cenar en la vieja bodega hacen que un día en La Rioja se aproveche al 100%.
Volveré? Claro que sí!
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