Desde fuera ya se ve que es un sitio diferente. Todo estaba buenísimo. Nuestro preferido el arroz meloso con pulpo, calamar y azafrán y los postres es una cosa loca lo bueno que está el chantilly. El trato del personal es excelente. Son amables, atentos y te explican al dedillo todo lo que les pidas. La coordinación camarero y cocina es perfecta. La carta de vinos no conozco ninguna más extensa (me suena que tiene sobre 500) y te ayudan a una buena elección según tus gustos.
Como local es un sitio muy agradable y acogedor.
Es una experiencia en mayúsculas.
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