Acabo de regresar de Gran Canaria. Me he alojado en la Casa de Molino en Artenara, el pueblo a mayor altitud de la isla.
Es una casa con todo lo necesario para disfrutar del pueblo y de la isla. Está impecable, muy cuidadada, limpia y equipada. Es muy espaciosa. Sin duda, el mayor encanto se encuentra en los dos dormitorios, ya que están excavados en la roca volcánica. La temperatura es perfecta, dulcificada por ser una cueva.
El trato de Miriam es impecable. Muy muy atenta, antes, durante y después del viaje. Da gusto. Además, Artenara tiene unas vistas imponentes y al estar en el centro de la isla facilita desplazarse a cualquier punto de ella.