Es una islita (motu) privada en el lado noreste de Taha'a. Un lugar bellísimo; exactamente lo que uno se imaginaría pensando en lugares paradisiacos de los mares del sur.
Hay tres bungalows sobre el agua (donde nos alojamos) y seis en tierra (justo en frente de la playa y con un jardincito privado alrededor) por lo que el entorno es muy tranquilo y muy cuidado
Todo está decorado con mucho gusto, empleando los materiales del lugar: conchas, flores, trenzados con vegetales, maderas, raíces.....
Las habitaciones son muy amplias, con un gran balcón y todo el confort de un hotel de categoría.
Hay free wi fi en todo el lugar (la señal es mucho mejor cerca del restaurante y la recepción).
Cada día te ponen en la nevera una botella de agua por persona, incluida el los servicios del hotel y están disponibles para cualquier cosa que se pueda necesitar.
El servicio es lo más agradable que se pueda tener. La cocina súper cuidada y de mucha calidad, creo que es el sitio donde mejor he comido en todo este viaje por la Polinesia Francesa.
Espléndido desayuno que incluye zumos recién preparados, yogurt de vainilla hecho en casa (además de todo lo que pidas) y un pan crujiente, recién salido del horno.
El hotel se hace cargo del transfer desde y hacia el aeropuerto en Raiatea (la isla más grande que comparte laguna con Tahaa) que está a una media hora de distancia.
También te organizan excursiones y actividades según tus gustos y necesidades.