Este lugar es el típico sitio en el que sueñas estar algún día. Así de fácil. Es el auténtico paraíso que imaginamos en nuestros sueños. Una diminuta isla en mitad del pacífico con unas aguas transparentes y límpidas, y en un hotel de nueve habitaciones en el que el trato es totalmente personalizado y muy próximo. Las habitaciones son ideales, de madera, hechas de forma artesanal, con infinidad de detalles, con la cama comodísima y la ducha perfecta. En mi caso, estábamos en una de los bungalows de la playa, con una terracita privada (con hamaca incluida) de auténtico lujo y privilegio. Pero es que todas las habitaciones son impresionantes!!! Además, si eres una persona muy activa, también te ofrecen actividades para realizar: tienes kayaks para ir a motus próximos totalmente gratuitos, hay salidas en barca para hacer snorkel también gratuitas, demostraciones y exhibiciones de las aplicaciones de los cocos, pareos, etc, etc. Y también te ofrecen tours de pago para varias actividades. Nosotros fuimos a la plantación de vainilla que está en Tahaa (está justo en frente de vahine island) ya que se trata de una de las mejores vainillas del mundo. Aunque lo cierto es que te quedarías allí sin hacer nada, días y más días. Tienen muchos detalles con los huéspedes. Por poner un ejemplo, estás sentado, al sol, con una calor insoportable, y aparece Pierre ofreciéndote de forma totalmente gratuita un coco fresquísimo, decorado con una flor preciosa, con sus dos pajitas correspondientes, para que disipes la calor inmediatamente. Mención a parte merece el apartado gastronómico porque es absolutamente impresionante. Mis felicitaciones al chef Pierre y a todo su equipo de cocina por los maravillosos platos que tuvimos el placer de probar. Creo que es obligatorio ir en media pensión, pero es que vale la pena. Tanto el desayuno (madre mía como estaba el yogur de vainilla) como las cenas fueron fantásticas. También los almuerzos, como no. Aún me acuerdo del tartar de atún y de un foie casero increíble. Las bebidas son caras, pero no en exceso, y es lo habitual en toda la polinesia. Quiero destacar también la profesionalidad de Elisabeth, que nos recibió y nos atendió en toda nuestra estancia estupendamente, aunque todo el staff es magnífico y amistoso. En fin, que ya estamos pensando en que algún día tendremos que volver al paraíso...